En
una carta, probablemente escrita el miércoles de ceniza de 1612 o
tal vez el día inmediatamente anterior (7 ó 6 de marzo), el mínimo
fray Francisco Tamayo escribía a Diego Sarmiento de Acuña (quien
sería después conde de Gondomar) disculpándose por no poder ir a
visitarle; la razón: “por ser hoy día de purga”. Aunque hoy lo
de día de purga suene a título de mala película americana, en
realidad tiene en la carta citada la acepción más ordinaria e
higiénica. Sin embargo, lo que ya no resulta tan ordinario es la
razón aducida como motivación de la purga por el fraile: “para
entrar limpio en la Quaresma del cuerpo, como pretendo con la divina
gracia entrar de Alma”.
¡Mucha distancia entre los mínimos de ahora y los del siglo XVII!
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