martes, 29 de noviembre de 2016

Mismo episodio representado y grabadores, versión distinta

El hecho es el relatado en el Capítulo 12 de la Vida del Anónimo discípulo de San Francisco de Paula. El rey Luis XI de Francia, para probar al santo ermitaño, le habría enviado, para su devoción, una “imaginem” de María hecha de oro, que valía 17.000 ducados; San Francisco la habría rechazado diciendo que su devoción no la ponía en el oro, sino en María, y que, teniendo una estampa de papel, le bastaba. Por el tenor de la expresión latina “imaginem” no es posible determinar si se trataba de un cuadro o de una estatua. Como cuadro lo interpreta Padre Lusito en su traducción; como estatua, en cambio, Roberti.
Tenemos de los grabadores alemanes Klauber al menos dos representaciones distintas de este episodio, una perteneciente a una serie relativa a San Francisco de Paula y la caridad; la otra, se inscribiría dentro de un calendario santoral. Esta última, para la que la imagen es una estatua, se muestra en el relato del rechazo más fiel a la narración del Anónimo, salvo en lo que se refiere a la “imaginem papiraceam” que tenía Francisco, aquí sustituida por una pequeña estatua; a destacar como la entrega es casi privada y el lance se produce en la celda del santo. En cuanto al grabado relativo a la caridad en el himno a la misma de 1 Cor 13 (aquí manifestando una de las frases del versículo 5: non quaerit quae sua sunt), la entrega y el rechazo (en este caso de un cuadro) tienen un carácter público, al aire libre, con la presencia de frailes y de personajes de la corte real.

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jueves, 10 de noviembre de 2016

Una curiosa ilustración

Los primeros ejemplares impresos de la Regla de los Mínimos que conocemos salieron de la imprenta existente en el convento de Nigeon dirigida por fray Hugues de Varennes. En 1527-1528 se imprimió la Regla junto con el correctorio, el ceremonial y privilegios otorgados a favor de la Orden. Contenía también un retrato del fundador, este:



Esta misma imagen se reprodujo en la edición posterior ampliada, el "Liber vite", publicado en 1533-1535. Allí, además, aparecía esta otra representación del Santo:

Pero aquella primera publicación, la de 1528, contenía, además, otra curiosa ilustración al final del Ceremonial, ésta:




En efecto, se trata de una tosca representación de San Jerónimo (el león, el capelo, la piedra en mano, etc.). ¿Qué pinta San Jerónimo en el Ceremonial de los mínimos? Directamente, nada. Tal vez tenían que rellenar la página y es lo que en la humilde imprenta conventual tenían más a mano. Tal vez quisieran poner de manifiesto la propia conciencia del origen eremítico. O tal vez, pasados 20 años desde la muerte del fundador en Tours, estos frailes parisinos tenían de él la idea de un ermitaño aislado y, puestos a comparar, consideraron que el Jerónimo penitente era lo más parecido.