miércoles, 20 de septiembre de 2017

Cuando Campanella fue mínimo


Sin duda, uno de los más famosos, interesados y efímeros cambios de hábito fue el acaecido en Roma en 1634. A la sazón se hallaba Tommaso Campanella en Frascati. Supo entonces que los españoles lo buscaban por creerle implicado en la frustrada conjura que había preparado en Nápoles su discípulo Tommaso Pignatelli. Con el patrocinio del cardenal Girolamo Colonna, Campanella obtuvo audiencia con Urbano VIII, quien, no pudiendo o no conviniéndole garantizar su seguridad, le aconsejó que huyese. Acogido en la embajada de Francia por su amigo François de Noailles y habiendo los españoles incitado a la plebe (tachando de heresiarca al dominico) hasta el punto de que muchos se habían congregado ante la embajada reclamando que les fuese entregado, se dice que Campanella salió por una puerta secreta vestido de fraile mínimo y con documentación a nombre de fray Lucio Berardi. En el propio carruaje del embajador lo llevaron a Civitavecchia, desde donde pasó a Marsella y a la libertad. No obstante, en sus primeros días en Marsella, alojado por el señor de Gastines, seguía prudentemente haciéndose pasar por mínimo, de forma que en carta a su amigo Peiresc pidiéndole medios para reunirse con él en Aix-en-Provence le decía: “Hospes meus putat me esse de ordine Minimorum, qui, ut scis, sum Praedicatorum et tintinnabulum (=campanella) tuum ad quem scripsisti, et saepe salutasti. Nemini nomina mea aperire nisi tibi volo, debeoque”.  Ya en Aix recuperaría hábito y nombre y el mínimo fray Lucio Berardi  desaparecería para siempre.

3 comentarios:

  1. Sería interesante saber de donde sacaron el hábito mínimo.

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    1. Probablemente lo pidió el embajador al Superior de Trinité-des-Monts.

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  2. Parece que le has puesto el bigote de Aznar.

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