lunes, 29 de octubre de 2018

Dios vuelve en un Ferrari


Si Joan Brady fuera italiana, probablemente su novela se hubiera titulado como titulo yo este post. Porque si la Harley es un buen símbolo de la libertad americana (all for freedom, freedom for all), el Ferrari forma indudablemente parte del orgullo italiano. En uno y otro caso, son libertades y orgullos al alcance de no todos los bolsillos. Y todo esto, ¿qué tiene que ver con los mínimos? Pues mire usted, más bien poco, simplemente era para introducir esto:



Ahora vendrán los fastidiadores de turno, los dedicados a arruinar las fiestas, a decirnos que “vaya opción por los pobres” o que los hijos de San Francisco de Paula sólo tendrían que bendecir fiats panda. Estos no se acuerdan del Ferrari Enzo regalado a Juan Pablo II y vendido con buen criterio moral por Benedicto XVI en el 2006; en el 2015, con el Grande ya canonizado, el automóvil sextuplicó su valor en una subasta. O, sin ir más lejos, al mismísimo Papa Francisco la marca Lamborghini, que tampoco es moco de pavo, le regaló uno de sus “Huracán”.

¿Vuelve Dios en un Ferrari? En principio, ni de coña, aunque Dios es muy libre de volver y montar en el vehículo que le plazca. Pero la bendición tiene su miga. Al menos, yo se la encuentro en las palabras introductivas del Padre Antonio antes de proceder ritualmente. Me parece escuchar: "(Dio) è la nostra vera Ferrari..." Y, a partir de aquí, que trabajen los mecánicos de la hermenéutica.

(Por cierto, el acetre también se las trae, ¿no parece una bacía de barbero?)

4 comentarios:

  1. Minimus, de ser yo el superior de Paula, en cuanto aparecieras por allí, te mandaría al cuarto de las ratas, por malandrín.

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    1. Pues qué bien que no sea usted el superior de Paula. Hace años que no he estado allí.

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  2. En lo de bacía de barbero has estado fino. Las cosas como son: eso no es un acetre, es una j....a palangana. Un acetre como Dios manda tiene su asa y su forma con una concavidad más profunda, para que el agua bendita no se vierta fácilmente cuando hay que moverse. Además, el monje que bendice lleva la estola asimétrica, que dejadez

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    1. En Paula no suelen ser dejados y el fraile que bendice es el Vicario, que suele ser bastante elegante. Yo no haría un drama por una estola algo "asimétrica". En lo del acetre le doy la razón, fíjese en la incomodidad con que tiene que asirlo el fraile que lo lleva (por cierto, esto de que te graben y quedes para la posteridad es una lata; no conozco al hermano que lleva el agua bendita, pero ese gesto de 04:02 es tan natural...)

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