El hábito no hace al monje. Ni los retratos hacen al mínimo. En Nápoles se publicó el retrato, supongo que imaginario, de Bernardino (d')Amico. Y muy diligente y equivocadamente se le puso el hábito de mínimo:
Lástima. En honor a la verdad, hay que aclarar que Bernardino Amico, natural de Gallipoli, perteneció a los franciscanos de observancia, como claramente se expresa en su "Trattato delle piante e immagini de sacri edifizi di Terra Santa", publicado primero en Roma en 1609 y después en Florencia en 1620. El error del grabado constituye una excepción; es mucho más corriente que se confunda a los mínimos con los franciscanos. En todo caso, no sé si para que tuviese más aspecto de mínimo, Amico fue dibujado con cierto parecido al Padre Francesco Antonio Piro.