viernes, 19 de julio de 2024

Dimitte mortuos sepelire mortuos suos

 


Cada cual lucha contra las tendencias depresivas como puede. Algunos utilizan fámarcos, otros acuden a terapias no baratas. Pero otros las combatimos a base de humor con cierta dosis de sarcasmo, lo siento, cada cual hace lo que buenamente puede.

“Chi sta bene non si muove”. Con esta frase inicial me comunicó un compañero hace un par de días la reelección de la misma Curia Generalicia en el Capítulo General celebrado en Roma. Al parecer, los Padres capitulares, considerando la, al parecer, excelente labor realizada por el magnífico equipo de gobierno en el sexenio pasado, se han decantado por la justa reelección. Los Padres capitulares están bien y no se han movido. Es verdad que en las votaciones puede influir tanto el interés como la inteligencia que, aunque empiecen por las mismas cuatro letras, no coinciden necesariamente, pues el interés mira a lo personal y la inteligencia a la objetividad. Bueno, en todo caso así es la democracia, el pueblo soberano (directamente o por medio de sus representantes cualificados) habla y elige así, interesada o inteligentemente, a la flor y nata de los gobernantes: Biden, Maduro, Sánchez, etcétera...

En todo caso, uno se siente todavía corresponsable y no puede aguantarse las ganas de ayudar a la gobernanza de la Orden; por ello, me permito alguna sugerencia. Por ejemplo, que el equipo de gobierno recién reelegido aproveche este verano para hacer un curso acelerado de tanatopraxia o algún master de agente funerario. Porque de aquí al 2030 les va a tocar enterrar Provincias, Delegaciones y Comunidades. Eso requiere respeto por los allegados, tener la compostura adecuada, organizar velorios como Dios manda. La cercanía cotidiana con la muerte no es fácil ni se improvisa. ¡Fórmense!

Al hilo de este Capítulo, a uno se le plantean algunos interrogantes. Voy a indicar sólo uno: ¿para qué sirve la Audiencia papal? Digo objetivamente. Subjetivamente siempre habrá frailes o monjas papólatras que sentirán cierto calorcillo sensible al contemplar a Papa Francisco a menos de 20 metros de distancia. No digamos ya si les da la mano (igual sienten lo mismo que preveía sentir un compañero de la mili, han pasado ya 45 años, si pudiera darle la mano a Sofía Loren, aaaaaah). Si realmente el Papa dijo lo que los medios dicen que dijo, la Audiencia papal se me antoja una verdadera pérdida de tiempo. Tristemente no hay que ser muy inteligente ni muy interesado para captar que este pontificado se está caracterizando por reavivar la vida consagrada en la misma medida que está consiguiendo promover la unidad o defender la verdad católica, o sea no excesivamente.

Otra sugerencia, esta para el Vicario-Procurador General: hágase vuestra Paternidad con una buena provisión de dulces (las monjas de Archidona los elaboran deliciosos), de modo que pueda obsequiar a los funcionarios/as/es de la CIVCSVA y se repriman un poco las ganas de decirle “altra volta qui, Padre?” cuando les vaya con un nuevo expediente de secularización.

Por otra parte, también hay que constatar que, si se tiene un buen seguro funerario, es más barato enterrar que mantener con vida. Basta un tipo fornido con una pala, terreno no falta. En la Curia Generalicia hay algunos asistentes que se ven bien alimentados, así que van a necesitar menos medios. Supongo que como en los Capítulos anteriores el Ecónomo General se habrá quejado de que algunas comunidades no envían las contribuciones establecidas a Roma. Bueno, considerando que no hay procedimiento ejecutivo ni recargos ni intereses de demora y que con la edad nos vamos volviendo olvidadizos, pues con aquello de “no sé donde tengo la cabeza, se me olvidan las cosas”, va a dar lo mismo pagar contribuciones en los primeros días del trimestre siguiente como al cabo de un año o como nunca. Los sepultureros no están muy bien pagados. Y total, cuando vengan a enterrar a la comunidad, ya harán Caja. O no. Porque igual algún Ecónomo local se convierte inesperadamente en admirador del Papa Francisco y el dinero se dona a Open Arms (para que vengan todos, todos, todos), a Greenpeace (Laudato si’, Laudate Deum) o a ayudar a la construcción de mezquitas (que somos todos hermanos y hay imanes muy inspiradores). Total, que igual cuando nos visiten no queda un duro... Y siempre será mejor eso que no que el dinero se vaya por apropiaciones indebidas o pagando indemnizaciones por abusos. Nada, cosas que uno piensa cuando se siente de otra galaxia...




lunes, 15 de julio de 2024

De Superiores, súbditos y navegaciones

 

No sé si a estas alturas el Capítulo General de los Mínimos celebrado en Roma habrá elegido ya al Corrector General (lo saben, en cambio, con toda seguridad los novicios y las monjas de clausura). Elegirlo no ha de ser tarea fácil en este momento difícil que nuestra Orden  está viviendo. Y no lo es porque en nuestra Orden no hay hoy día, que yo sepa, capacidad clara de liderazgo. Esta no es una carencia reciente. Tuvimos en el pasado siglo un General con liderazgo poco discutible: el Padre Savarese. Después de él ha habido un Corrector General santo y espiritual, otro que hizo lo que pudo y supo, un reputado profesor con actitudes incomprensibles que se reveló muy incomprensivo con los súbditos, un reformador cuyo programa fue aprobado explícitamente por el Capítulo pero cuya aplicación fue evitada y frustrada por la mayor parte de los frailes, y para terminar dos Generales que no han tenido otro programa de gobierno que la inhibición. Cuando la nave atraviesa el temporal (y créanme que el temporal actual es por lo menos de fuerte marejada) y más tratándose de una nave pequeña como la nuestra (pero con pesado bagaje), nos limitamos unos y otros a achicar como podemos, más si al mando se halla alguien cuya única intención declarada es capear torpemente el temporal (y encomendándose a la Agenda 2030 y al Papa Francisco). Si no hay alguien que de verdad tenga un poco de visión de navegación, de previsión de futuro y de marcar un rumbo claro, vamos a continuar simplemente achicando. Y pienso que no, no lo hay. Además, hay un peligro añadido que en algunas partes ya se está concretando. Si la tripulación tiene la impresión de que el capitán y sus oficiales la llevan a la deriva, los motines, expresos o larvados, detectables o inapreciados, surgen. Surgen cuando se toman decisiones vocacionales no simplemente equivocadas, sino concretadas en errores garrafales. Surgen cuando las pocas opciones de gobierno resultan ambiguas o superficiales. Surgen cuando se sacrifica a las vocaciones auténticas favoreciendo a las vocaciones falsas (las vocaciones son como la moneda, la falsa hace desaparecer a la auténtica). Surgen cuando alguien que tenía el estatus de tripulante acaba sintiéndose como un condenado galeote al que pretende marcarle el ritmo el último grumete. Cuando esto se tolera, los tripulantes más conscientes empiezan por construirse su propia barcaza de salvamento (“sálvese quien pueda”), ni reman ni achican (“no vale la pena”), no atienden a directrices (“inútiles pendejadas para cubrir el expediente de Adviento-Cuaresma”) y acaban por comportarse en el mejor de los casos como simples pasajeros...



miércoles, 22 de mayo de 2024

Hacia el Capítulo General

 Ya hace días que se ha recibido el listado de los llamados a participar en el próximo Capítulo General. Si no me he equivocado en las cuentas, son 18 italianos, 3 colombianos, 2 españoles, 2 checos, 1 brasileño, 1 indio y 1 congolés. Creo que no hay nadie originario de Camerún ni de Méjico. No falta alguna sorpresa, como la de un comiso de ultramar, cuya elección resulta objetivamente poco explicable y no faltará algún malpensado que la considere fruto de una mente maquiavélica curial. El tema enunciado es: “En continua conversión al Señor Jesús, para ser peregrinos de esperanza”. Ahí cabe cualquier cosa, así que no podrán quejarse los capitulares de verse reducidos a una temática concreta. El argumento resulta lo suficientemente ambiguo y jubilar, tan poco claro y distinto como para que en la Audiencia papal programada los mínimos sean recibidos con alborozo por el Pontífice romano. Entre los intervinientes externos, el biblista mediático Ernesto Della Corte que cuidará de las meditaciones. La cuota cardenalicia y CIVCSVA se cubre doblemente con el cardenal prefecto Braz de Aviz que presidirá una eucaristía; su Eminencia participó hace unos años en un Congreso de estudios de los que se celebran periódicamente en Paula; es difícil recordar una ponencia más insustancial y confusa (no me invento nada, las actas están publicadas, es tan fácil como tomarlas y leerlas). Esperemos que el Capítulo aborde de manera adecuada una reforma de las Constituciones anunciada y perorada como necesaria desde hace años, aunque esta inevitabilidad nunca se ha explicado de manera determinada y precisa. Supongo que se intentará nuevamente sin éxito la reforma de la estructura de la Orden. Para ello, ignoro si, en lo que pertenece a la reestructuración jurídica, la Comisión ad hoc en su día anunciada ha sido constituida y ha hecho algo. Digo sin éxito porque la propuesta del pasado (fue elaborada hace más de una década) nunca tuvo acogida por los llamados a aceptarla. La Delegación de España, con un futuro cada vez más incierto a corto plazo (Sevilla sin candidatos y Barcelona suicidándose), no ha tenido ni tiene ningún interés en gestionar el convento mexicano, cuya buena partida material, procedente de la generosidad de una familia, nunca se vio secundada por un movimiento vocacional probo y relevante; incluso podría sospecharse que a la Provincia de Paula, que lo abrió, le ha resultado últimamente más un lastre que un empuje; además, estando Los Angeles más cerca, parece que la unión de México con la delegación californiana sería geográficamente y culturalmente más aconsejable. Entre un Brasil que empieza a despegar y una Colombia con tan poco entusiasmo local y tan escasa empatía compatriótica que tres de sus oriundos se hallan fuera no parece tampoco que haya que esperar demasiada aveniencia. En cuanto a la unión de los emplazamientos italianos, hay que ser honesto y no es difícil percibir que la única Provincia que ha hecho una apuesta misional decidida, arriesgada y fecunda se resista a querer diluirse con otra Provincia en la que abundan las luchas de poder o con una Delegación que está en caída libre desde hace años. En el terreno de la formación no se sabe tampoco qué esperar, tal vez el anunciado Delegado para la Formación, si es que ha sido nombrado, pueda aclarar las cosas. En lo que se refiere a la expansión, no hay noticias oficiales de instalación en Filipinas, con Tours nadie se atreve e ignoro (son las ventajas de estar en la periferia y de no poder perder tiempo en curiosear) si hay algo de la pretensión que un día se planteó de tener un convento más en la República Checa.  Tal como van las cosas, uno se conformaría con que no se tocase la cuestión del voto de vida cuaresmal (mejor no meneallo) y, si alguna cosa se reforma de nuestra normativa, que sea quitar la solemne estupidez del artículo 165 de las Constituciones corroborada no menos estúpidamente en el número 137 del Directorio.

martes, 16 de abril de 2024

Sugerencias capitulares

  Algunas sugerencias de cara al próximo Capítulo General:

a)      Una primera prevención ética.

La seguridad y la salud pública en un evento tan internacional como es el Capítulo General parecen aconsejar, más teniendo en cuenta que la edad media en nuestro instituto es relevantemente elevada, que todos los asistentes vayan proveídos antes de ser admitidos, de su correspondiente pasaporte covid (lo que en Italia se conoce como green pass), es decir que estén todos inoculados con el mágico fármaco de la proteína Spike con todas las dosis y refuerzos necesarios. Hay que recordar que en tiempos de la pandemia el Papa Francisco habló de esta inoculación (entonces todavía experimental) como una obligación ética. Además, los mínimos somos gente valiente y no nos asustan las amenazas agoreras de posibles miocarditis y similares.



b) La necesaria sostenibilidad

En todo Capítulo hay cuestiones contingentes y cuestiones necesarias. Mis sugerencias se orientan exclusivamente a estas últimas. La sostenibilidad es hoy cuestión inevitable. El Capítulo ha de abordarla sin excepciones. No digo yo que haya que bajar a detalles tal vez impropios, como hizo un arzobispo en Cataluña que propugnó como ejercicio cuaresmal la reducción del tiempo de ducha por el consiguiente ahorro de energía y agua.  Pero una de las mociones convendría que se orientara a que todas las comunidades presenten un plan de eficiencia energética conventual a aplicar en los próximos seis años. No se puede entender que nuestros tejados y terrados, incluidos los del Aula Litúrgica del Santuario de Paula, no se hallen enteramente recubiertos de placas fotovoltaicas o nuestros campanarios coronados con aerogeneradores. Otra moción capitular sería la substitución en la Orden de los vehículos de combustible por coches eléctricos o recuperar los semovientes (los borriquillos,) siempre que se tratara a estos a cuerpo de rey, respetando su dignidad animal y sus derechos. Qué buen ejemplo sería acudir a la Audiencia papal con carros tirados por animales bien alimentados y bien tratados como si fuera el día de San Antonio Abad.



c) Insectivorismo

Las recientes reuniones internacionales, una se ha celebrado recientemente, están advirtiendo seriamente del peligro de la sobrepesca oceánica. ¿Podemos seguir con nuestra alimentación cuaresmal indiferentes a la suerte de los mares y océanos? Esto es todavía más apremiante cuando se trató en el Capítulo anterior del elevado coste del pescado que lo convierte en algunas zonas geográficas en un artículo lujoso. Hoy hay medios que nos permiten compatibilizar la fidelidad a la vida cuaresmal (interpretada usualmente como privación de la carne animal de animales de sangre caliente, de modo que nunca se ha considerado transgresión la ingesta de otros como caracoles, ancas de rana, etc.) con la conservación medioambiental. El insectivorismo permitiría compatibilizar perfectamente la ecología con la cuaresmalidad. ¿Hay que recordar la figura de San Juan Bautista, modelo de austeridad en el desierto, alimentándose de langostas? Es cierto que hay voces que advierten sobre la poca salubridad de este tipo de alimentación, la cual se está proponiendo no ya para penitentes sino para el conjunto de la población. ¿Por qué no ofrecernos a disipar en carne propia tales dudas? ¿Por qué no incluir los insectos en la dieta minimitana, bajo el control de dietistas médicos? Sería una forma de concreción del amor al prójimo, ofreciéndonos voluntarios para esta experimentación. La caritas sacrificalis dejaría de ser un puro concepto de elucubración teórica para constituir una aplicación concreta altruista. Además, para los españoles en concreto, el insectivorismo sería también un apoyo al producto local y a la tan cacareada soberanía alimentaria (hay que tener en cuenta que tenemos en Salamanca la mayor granja de insectos del mundo).

d) Una propuesta de ritual

Esta orientación ecologista activa se podría escenificar en el Capítulo con algún ritual significativo. Una de las sesiones se podría trasladar a los jardines del EUR, donde postrados en el suelo y con la oreja pegada a la tierra los capitulares podrían escenificar la escucha activa del lamento de la madre Tierra por las ofensas que el ser humano le está infiriendo. Además, en comparación y tomando ejemplo de lo que se hizo tiempo atrás en los jardines vaticanos, podrían distribuirse, para llevar de regreso a las respectivas comunidades, unas imágenes pachamámicas o similares. Del mismo modo que unos iconos representando a Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios de la Orden fueron distribuidos en una ocasión en el pasado, ¿por qué no ahora unas estatuitas de la madre Tierra? (El Ecónomo General podría adquirirlas en temu, donde venden algunas a precio muy asequible y ciertamente resultonas).



Por otra parte, teniendo en cuenta que en la Orden tenemos un doctor en teología pastoral que hizo su tesis en torno a la ecología integral del Fundador, podría este encargarse de dar una conferencia en el Capítulo, ahorrándonos así el tener que traer a un especialista de la CIVCSVA que normalmente toca temas inconcretos, somníferos y aburridísimos. Por otra parte, alguien de la casa sale siempre más barato, aunque no sea Cardenal ni Monseñor (así, de paso, evitamos alimentar el clericalismo, tan denostado por el Pontífice felizmente reinante).

En fin, estas son sólo algunas propuestas que se me han ocurrido, en la escucha activa de lo que nuestro mundo reclama, en las demandas que nos llegan de la sociedad en la que vivimos. Son, renunciando a todo prejuicio,  gestos pequeños, sencillos y cotidianos, propios de oyentes acogedores, que nos permiten evitar el peligro de desencarnar la fe y el anuncio, superando los miramientos egoístas.

 

miércoles, 10 de abril de 2024

Invocación (espiritista) por el Capítulo General

 La oración que se reza en las comunidades mínimas para el feliz y provechoso desarrollo del Capítulo General a celebrar en el próximo mes de Julio es una invocación a San Francisco de Paula que, entre otras cosas no necesariamente mejores, dice:

“Intercede, oh Padre, para que abramos nuestro corazón a tu Espíritu, como preparación al próximo Capítulo General...”

(así es en la traducción al castellano efectuada por un benemérito religioso español, pero en el italiano original la cosa suena todavía peor: se le pide a San Francisco que interceda para que abramos nuestro corazón al soffio (!) de su Espíritu...)

Para más inri, hay alguna comunidad donde la invocación se ha introducido dentro del rezo comunitario de las Vísperas, lo cual no deja de ser litúrgicamente disparatado.

Que para el feliz desarrollo de un Capítulo General se invoque al Espíritu Santo para que mueva los corazones y las mentes de los capitulares es justo y necesario, particularmente cuando se trata de tomar decisiones significativas o la elección del equipo de gobierno. Incluso en el teórico manual oracional de la Orden (el “Preghiamo” promulgado en 1993 por el Corrector General Galuzzi) la invocación de la acción del Espíritu Santo en los religiosos no es un elemento extraño. Y en la convocatoria del Capítulo del año 2012 la oración por el buen éxito del mismo se dirigía correctamente al Espíritu Santo. Pero que el Espíritu del Fundador ande por el mundo buscando que su ventolera encuentre acogida en el corazón de los frailes resulta cuanto menos chocante. Ontológicamente uno consideraba el Espíritu del Fundador como una entidad ideal semántica que se traducía en las características espirituales legadas por aquel a sus sucesores y discípulos, normalmente reflejadas en su vida y en sus escritos (particularmente en la Regla). Bueno, esto es lo que uno pensaba hasta ahora. Después de la inclusión en la invocación, parece que el Espíritu del Fundador es más bien una suerte de fantasmagórica entidad factual espiritual (lo que los materialistas denominarían una cuasientidad) que esperamos recibir en nuestra existencia para que la plasme en la auténtica minimez... No, ciertamente no hay que atribuirle al actual equipo de gobierno de la Orden la composición de la invocación. En su habitual orientación fisiocrática de “currant aquae” se han limitado a copiar la que se difundió hace seis años, en la convocatoria del Capítulo General anterior. Y aquí estamos rezando la invocación obedientemente, sin que ni una sola voz crítica pregunte: ¿pero esto qué es? Sin embargo, teniendo en cuenta que en la Curia Generalicia hay más de un licenciado en teología y hasta un filósofo de reconocido prestigio que, por tanto, avalan bastantemente la invocación referida, uno se percata de que la insuficiencia ha de hallarse necesariamente del lado de quien escribe estas líneas, es decir que voy a necesitar o repetir el noviciado o una urgente puesta al día de lo que es la vida consagrada y particularmente del conocimiento y determinación de eso que el mismo derecho canónico denomina espíritu de los Fundadores...También es verdad que en esta mi manifiesta ignorancia habrá influido la ausencia en estos años de la formación permanente, que ni está ni se la espera, a no ser que en la reunión capitular, de tanto invocarlo, se haga de pronto presente y soplante el espíritu del Fundador y le dé por terremotear alguna de las sesiones...

 


jueves, 21 de marzo de 2024

Padre Roldós y nuestra (des)vergüenza

 




En Barcelona se ha publicado un nuevo folleto sobre la figura del Padre Roldós, restaurador de la Orden en España. Se trata de la reproducción de un reciente artículo aparecido en el Boletín Oficial de la Orden, añadiéndole algunas ilustraciones. La ocasión, un poco ya fuera de tiempo, es el 90 aniversario de la muerte del Padre Roldós (diciembre de 1933). Además, habiéndose reparado muy decentemente por parte de esforzados parroquianos, una sala del convento de Barcelona (que sirvió durante muchos años para el “esplai” parroquial y que históricamente fue lo primero que se construyó del convento de San Joaquín) se le ha dado este nombre en homenaje a tan ejemplar religioso. La sala rehabilitada fue bendecida el pasado día 17 de marzo.

El problema de conocer la historia es que, a poco que uno compare con la actualidad, se advierten hirientes contrastes y estúpidas semejanzas. En el caso de Padre Roldós, abundantes unos y otras, con un balance francamente negativo de nuestro lado. A menos que uno aparque la conciencia, es para que se nos caiga la cara de vergüenza, al menos a los mínimos españoles. Padre Roldós llevó a cabo casi sin medios una tarea ímproba de restauración de la Orden. Tenía una formación mínima limitada (recuérdese que en Italia se le anticipó la profesión para poder enviarlo a España) y se vio sometido a veces a implacables e injustificadas presiones desde el gobierno central de la Orden. Obtuvo vocaciones autóctonas (todas catalanas, excepto un soriano de limitadas luces que, sin embargo, fue el primero martirizado en 1936) en unos tiempos que no eran mejores que los nuestros. Tenía clara cuál era la identidad de la Orden y cuál era la misión a llevar a cabo. Dio gran importancia al trabajo intelectual y a las publicaciones, de forma que hasta el más tonto de los coristas escribía la letra de un himno (“caridad y santa unión”). Salvo dos notables excepciones, se equivocó dando confianza excesiva a los hermanos legos, que le salieron ladrones, deshonestos o ambas cosas a la vez. Y aquí estamos nosotros ahora, con medios suficientes, sin ningún proyecto identitario ni misión específica ni programación, incapaces de suscitar, animar o acompañar vocaciones, dedicados a una rutina estéril. Lo único que hemos imitado de Roldós son sus errores. Y probablemente los pagaremos. Caros.

domingo, 17 de marzo de 2024

Convocado el LXXXVII Capítulo General de los Mínimos

 


El próximo Capítulo General de la Orden de los Mínimos se ha convocado para el próximo mes de julio en Roma. Una primera novedad a resaltar es que la reunión no se celebrará en un convento de la Orden sino en una estructura perteneciente a unas religiosas. Como otras veces, se convoca careciendo de tema explícito. Normalmente el  Capítulo es “sintemático” hasta que se comunica el elenco de los participantes.  Puede sorprender también en la convocatoria el gran número de religiosos mínimos que están a la dependencia del Padre General, es decir no encuadrados en estructuras Provinciales o de Delegación (32 religiosos). Podría ser que por primera vez en edad contemporánea el número de capitulares de estructuras o procedencias extraitalianas superara al de los religiosos de las Provincias y Delegación italianas. En su carta de esta Cuaresma el Padre General se mostraba esperanzado en base al buen número de vocaciones procedentes de África y de India.  El reto está en discernir si este florecimiento sea auténtico o esté ligado a la perspectiva de un futuro billete destino a Europa o Norteamérica... Sólo el tiempo que revela la perseverancia dirá hasta qué punto las motivaciones vocacionales son genuinas. Como decíamos más arriba, la convocatoria ha venido precedida de la tradicional carta de Cuaresma, que tiene mucha parrafada del documento La Vida Fraterna en Comunidad y, aparte de una citación de Santo Tomás que no viene al caso (no pega ni con cola), emana un cierto efluvio de nostalgia del peor período postconciliar. Por lo demás, hay que reconocer que está en línea con el actual pontificado, al que secunda con ciertas insinuaciones inconcretas (“encerrados en cómodos mecanismos”, “cuántos se sienten rechazados por actitudes cerradas y no se sienten respetados por sus orígenes”, “estrechez de nuestras visiones personales”, “esquemas interpretativos prefabricados”, etc.) y, eso sí, mucho diálogo con la modernidad, con el mundo, etc. Por lo visto, aquella concepción de la identidad mínima como contestación al mundo es ya agua pasada y hoy nuestro carisma parece ha de entenderse más tendente a la confraternización y, en consecuencia, habrá que preguntarse honradamente si esto no nos conducirá a una cada vez más merecidísima irrelevancia eclesial.

Este Capítulo hasta ahora “sintemático” suponemos que abordará la reforma de las Constituciones, una reforma que, planteada hace más de doce años, suscita muchos interrogantes; para su preparación se enviaron cuestionarios a todas las comunidades y, si estas han respondido, el resultado probablemente sea un maremágnum caótico en el que poner un poco de orden tiene que ser tarea ímproba. Ignoro a quien le habrá correspondido esta labor penitencial, que requiere una capacidad y una paciencia que, en otros tiempos, sólo pocos mínimos tenian (es inevitable pensar en personajes tan excepcionales y difícilmente repetibles como fueron en el pasado más reciente Padre Moretti o Padre Bellantonio). ¿Qué hay que esperar de este Capítulo? Pues, al igual que ha ocurrido en los inmediatamente anteriores, algunas mociones bienintencionadas y muy bien redactadas que, como es habitual, no se verán acompañadas por ninguna aplicación práctica. Hace 30 años hubo el intento más serio y tenaz de que las mociones aprobadas en el Capítulo General se pusieran en práctica y ciertamente no se obtuvo el éxito esperado.

Con la convocatoria del Capítulo se ha enviado un modelo de oración para que se rece en las comunidades. Una vez más, desatendiendo el artículo 7 de nuestras Constituciones, la oración se dirige, salvo una jaculatoria mariana, a San Francisco de Paula. ¿San Miguel? Ni por asomo, y que conste que esta irregularidad no hay que atribuirla al último equipo de Gobierno (al último equipo de Gobierno es difícil atribuirle nada), sino que va camino de convertirse en costumbre inmemorial. La oración tampoco es un dechado de espiritualidad mínima. Entre otras cosas, se incluye el consabido “Todo es posible para quien ama a Dios”, una frase atribuida acrítica y apócrifamente a San Francisco de Paula, que el bueno del Fundador nunca pronunció y que los mínimos, en nuestra indigencia oratoria, nos obstinamos, carentes de otros recursos, en repetir como papagayos, tal vez esperando que algún día logremos amar a Dios y seamos por fin capaces de algo. En fin, así nos va. Algunos rebeldes contumaces mantenemos el combate como aislados francotiradores, pero es como dar coces contra el pincho. Sancte Michaël Archangele, defende nos in proelio!