domingo, 8 de septiembre de 2019

"Nel silenzio della sera" o cuando la belleza no equivale a la ortodoxia

Hay oraciones bellísimas, emocionantes. Entre las que tienen a San Francisco de Paula como destinatario, pocas revisten un carácter tan conmovedor como la de los marineros italianos, la que empieza con las palabras “Nel silenzio della sera...” No es difícil imaginar a viejos lobos de mar italianos, sean mercantes, pescadores o militares, con los ojos humedecidos al escucharla o recitarla. Y, sin embargo, el sentimentalismo bienintencionado no siempre tiene que casar con la ortodoxia. Sí, ya sé, la oración de marras ha pasado por varios nihil obstats e imprimaturs, no se ha utilizado sólo en la oración privada sino también públicamente. Pero la pregunta es: ¿pueden los muertos invocar a San Francisco desde las profundidades o simas marinas?
Nel silenzio della sera con l’animo in ginocchio, noi ti preghiamo, o Santo Protettore, i vivi sulle tolde, i morti negli abissi.”
Pues parece que no, que los muertos quedan en una suerte de “inactividad”, que no les permite rogar ni merecer. Tal vez la única excepción sean las almas del Purgatorio, que en algunos casos volvieron reclamando, usualmente a parientes o amigos cercanos, que se dijeran misas por ellas para salir de aquel lugar (o estado) incómodo. Eso hay que admitirlo, al menos desde las “pruebas” que nos ofrece el pequeño Museo de las almas del Purgatorio (en rigor, es sólo una vitrina) situado en la iglesia del Sacro Cuore del Suffragio, en Roma, en el Lungotevere Prati. Convendrán conmigo que una cosa es incordiar, desde el Purgatorio, a los deudos para que encarguen gregorianas, y otra muy distinta darle la tabarra a San Francisco de Paula desde “gli abissi”, proceder este último que, además de fastidioso, nos parece dudosamente católico.
En fin, remedemos, en nuestra tribulación a Ezequías y digámosle a Francisco: Vivens vivens ipse confitebitur tibi...