sábado, 28 de enero de 2017

La santa ingenuidad de la Madre Chaugy


Era el año del Señor de 1655 y el mínimo André de Chaugy llevaba adelante en Roma la causa que habría de conducir a los altares a Francisco de Sales. En una de sus cartas tuvo que desengañar a su hermana Francisca Magdalena, priora de Annecy y antigua secretaria de la Madre Chantal. Ella había sugerido (¡santa inocencia!) que, dada la vinculación y el afecto que el Papa reinante (Alejandro VII) había demostrado en el pasado hacia la Orden de la Visitación y la veneración personal que tenía a Francisco de Sales, se le podría solicitar que corriera con los gastos del proceso de canonización, alegando la pobreza de las salesas.
El Padre André tuvo que hacerle ver que, de una parte, el Papa no podía ser a un tiempo, juez, abogado y bienhechor; por otra, favorecer a una Orden en partiular y no a otras con las que tenía también afecto y simpatía (se refiere como ejemplo curioso a las Anunciadas fundadas por María Vittoria Fornari de Stratta, madre de tres mínimos) sería un agravio para éstas, a la par que, con tal precedente, le lloverían innumerables e inasumibles peticiones de este tipo.
Así que habria que seguir pidiendo y recogiendo limosnas para el proceso. El mínimo Chaugy no deja de hacer una observación curiosa:

"Ceux qui ne veulent pas ouvrir leur bourse, devraient aussi fermer leur bouche; s'ils ne veulent point de part à la peine, ils ne n'auront point a la couronne."