martes, 7 de marzo de 2017

El entusiasmo inicial, en verso


¿Quién no ha escrito alguna vez algún verso? También los mínimos lo han hecho. Y, entre ellos, por poner un  ejemplo injustmente olvidado, un religioso anónimo en los primeros tiempos de la Orden en España, el autor del Libro de la celestial jerarchia.
Pero hoy traemos aquí unos poquísimos versos del siglo XIX y no especialmente buenos. Pero que llevan la carga benevolente y agradable del entusiasmo inicial de un novicio en sus primer semestre. Su autor es fray Francisco Vinader, quien entró en la Orden en 1802 y desde 1820 fue varias veces Corrector del convento de Valls. Los dejó anotados en su libretita de "solfa para cantar llano":

Después de seis meses continuos
que el mínimo hábito he guardado
siempre alegre y tranquille
provándome mucho el pescado.
De aquella que dicen
que es grande resignación
aunque más estrecha fuesse
la abrasaría del íntimo en mi corazón.
Manifiestamente mejorables, pero ¿a qué son simpáticos?