miércoles, 13 de noviembre de 2019

San Francisco de Paula, eau de toilette (pour homme)

Miren lo que negro sobre blanco dice una de las últimas biografías divulgativas publicadas sobre San Francisco de Paula (traduzco del italiano):

“Si (Francisco de Paula) tenía que encontrarse con alguien, se lavaba e incluso se perfumaba.”

En mi pobre conocimiento del Santo, he de confesar que no recuerdo haber leído nada parecido ni en los procesos de canonización ni en otras antiguas fuentes sobre la vida de San Francisco. Sin embargo, la biografía de donde lo he tomado cuenta con un prefacio elogioso de quien era en el momento de su publicación Corrector General de la Orden, lo que me hace pensar que mi perplejidad podría porvenir de mi ignorancia. Cita el autor a continuación unas palabras de San Francisco dirigidas a sus religiosos, en las que indicaba que la pobreza debe ir unida a la limpieza y la decencia. Pero estas palabras son recogidas por diversos autores (Du Vivier, Toscano, Perrimezzi) por razón de que, antes de recibir a una visita, sus frailes le habían visto desempolvándose y componiéndose el hábito, sin ninguna referencia a perfumes de ningún tipo. La pulcritud del hábito, a pesar de su posible largo uso e incluso de sus no inusuales remiendos, puede ser tenida en cuenta y no causa sorpresa, nada que objetar a su verosimilitud. Pero sí que asombra el personal perfumarse, más cuando en aquellos tiempos y hasta probablemente todo el siglo XVII, el acicalamiento (lo que en castellano de aquel tiempo se denominaría como los “afeites”) no se avenía en general con la vida religiosa.

En fin, lo que importa es que ahora, gracias a un periodista italiano de renombre, cuya obra, por otra parte, ha sido incluso premiada con un pomposo galardón “internacional”, sabemos que el mínimo de los mínimos Francisco de Paula, ermitaño en el mundo, utilizaba delicadas fragancias cuando tenia que recibir a seglares. Tendríamos que aprovechar en la Orden este dato. Tal vez nunca lleguemos a las cifras de ese emporio prestigioso que es la marca provenzal Couvent des Minimes. Pero una colonia masculina tendríamos que pensar seriamente en producirla y comercializarla, aunque para esta Navidad difícilmente la tengamos lista, más si consideramos la publicidad que estos lanzamientos comerciales precisan. Pero para el año próximo podríamos empezar a prepararlo.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Santa Juana de Valois, la terciaria "póstuma"


Y tan póstuma que parece que hasta bien entrado el siglo XVII (pongámosle 150 años después de su muerte) no entró a formar parte de la Tercera Orden mínima, y cuando se le hizo entrar en ella fue con la propagandística finalidad de engrosar el número de damas de alcurnia que fueron terciarias. Las fuentes más antiguas hacen sólo someras alusiones al trato que Santa Juana tuvo con San Francisco de Paula. Dony d’Attichy en su vida de la Santa dedica un capítulo (el noveno) a su familiaridad con el Santo y al consuelo de éste recibido en sus aflicciones; una vez instalada la Santa en Bourges, el contacto seguiría mediante cartas, de las cuales el mismo Dony confiesa no haberse hallado ninguna en el archivo del Convento de l’Annonciade de Bourges (ya en precedencia las había buscado el Padre Hilarion de Coste). El Padre Giry, cuando trata de la vida de Santa Juana acentúa el papel que San Francisco de Paula tuvo confirmándola en su intento de establecer una nueva Orden religiosa en la Iglesia. Ni uno ni otro mencionan a la Tercera Orden, y con razón, pues para cuando fue aprobada la primera redacción de la Regla de los terciarios mínimos Santa Juana se hallaba ya en Bourges.

En fin, tal vez las cartas existieron, pero lo cierto es que no parece que Santa Juana de Valois se hallase ni sintiese demasiado vinculada con los mínimos. De ello nos da cuenta su testamento del 10 de enero de 1504. Todos los conventos de Bourges reciben legados. También cuatro conventos franciscanos de otras localidades. Se nos dirá que se limitó a los de su ámbito geográfico más cercano. Pero hay un legado también para los observantes de Amboise. Nada para los mínimos, nada de nada. Pero como los mínimos no somos ni interesados ni rencorosos vamos a seguir celebrando fervorosa y puntualmente su fiesta cada 4 de febrero.