lunes, 1 de junio de 2020

El oscurantismo pretérito y la actual luminiscencia

Era el 11 de julio de 1715 cuando desde Caracas Fray Francisco del Rincón, Arzobispo Obispo de Venezuela, de la Orden de los Mínimos, escribía a su Majestad informándole haber concluido la Visita canónica a su diócesis iniciada el primer domingo de Adviento de 1712. Decía haber recorrido más de seiscientas leguas por mar, tierra, páramos y caudalosísimos ríos, y despoblados que abundaban de culebras y otros animales ponzoñosísimos...Además de haber confirmado 55.964 personas (entre blancos, indios, negros, mulatos y mestizos), también indicaba que:

“...Se descubrieron en dicha Visita en virtud de las disposiciones que dexé diversos Adoratorios o Santuarios en que engañados del Demonio y de sus Ministros, los Indios exercitaban Idolatrías y otras Abominaciones como V.M. se servirá mandar ver por el testimonio de la relación y cartas de los Curas adjuntos, cuios cómplices y fautores quedan presos en diversas ciudades, con ánimo de traerlos a esta ciudad con sus procesos, para que auxiliado del Vuestro Governador, se les dé el castigo proporcionado al delito, que en muchos de ellos es de reincidencia por la nativa propención que tienen a sus ritos supersticiosos, y se necesita extirpar estas raízes para que no se extienda esta pestilencial doctrina y no se impida la verdadera enseñanza de la fee cathólica en los pequeños...”

Qué poca sensibilidad, qué falta de tolerancia, qué cerril acorazarse contra el multiculturalismo, qué hermética pretensión de certidumbre, qué intención genocida...