Miren lo que negro sobre
blanco dice una de las últimas biografías divulgativas publicadas
sobre San Francisco de Paula (traduzco del italiano):
“Si (Francisco de
Paula) tenía que encontrarse con alguien, se lavaba e incluso se
perfumaba.”
En mi pobre conocimiento
del Santo, he de confesar que no recuerdo haber leído nada parecido
ni en los procesos de canonización ni en otras antiguas fuentes
sobre la vida de San Francisco. Sin embargo, la biografía de donde
lo he tomado cuenta con un prefacio elogioso de quien era en el
momento de su publicación Corrector General de la Orden, lo que me
hace pensar que mi perplejidad podría porvenir de mi ignorancia.
Cita el autor a continuación unas palabras de San Francisco
dirigidas a sus religiosos, en las que indicaba que la pobreza debe
ir unida a la limpieza y la decencia. Pero estas palabras son
recogidas por diversos autores (Du Vivier, Toscano, Perrimezzi) por
razón de que, antes de recibir a una visita, sus frailes le habían
visto desempolvándose y componiéndose el hábito, sin ninguna
referencia a perfumes de ningún tipo. La pulcritud del hábito, a
pesar de su posible largo uso e incluso de sus no inusuales
remiendos, puede ser tenida en cuenta y no causa sorpresa, nada que
objetar a su verosimilitud. Pero sí que asombra el personal
perfumarse, más cuando en aquellos tiempos y hasta probablemente
todo el siglo XVII, el acicalamiento (lo que en castellano de aquel
tiempo se denominaría como los “afeites”) no se avenía en
general con la vida religiosa.
En fin, lo que importa es
que ahora, gracias a un periodista italiano de renombre, cuya obra,
por otra parte, ha sido incluso premiada con un pomposo galardón
“internacional”, sabemos que el mínimo de los mínimos Francisco
de Paula, ermitaño en el mundo, utilizaba delicadas fragancias
cuando tenia que recibir a seglares. Tendríamos que aprovechar en la
Orden este dato. Tal vez nunca lleguemos a las cifras de ese emporio
prestigioso que es la marca provenzal Couvent des Minimes. Pero una
colonia masculina tendríamos que pensar seriamente en producirla y
comercializarla, aunque para esta Navidad difícilmente la tengamos
lista, más si consideramos la publicidad que estos lanzamientos
comerciales precisan. Pero para el año próximo podríamos empezar a
prepararlo.