Las conferencias cuaresmales son una
práctica todavía vigente en algunas parroquias, a veces con
predicador de postín. En otras se tienen, y no muchas, a nivel de
arciprestazgo. En fin, que cada cual hace lo que puede con lo que
tiene y sabe. Pero en la iglesia de la Victoria de El Puerto de Santa
María eran abundantes durante la segunda mitad del siglo XVII, y
hasta podríamos decir que su horario constituía, quien lo diría,
una auténtica opción por los pobres. Sabemos que se ofrecían
pláticas cuaresmales los lunes, miércoles y viernes de Cuaresma por
la noche. Lo sabemos por lo que nos cuenta fray Juan de Aguilar
Camacho en el prólogo a su “Cathecismo predicable”. Allí nos
dice lo provechosas que resultaban en cuanto que acudían a ellas
“no solamente los Religiosos y Hermanos Terceros, sino muchos hombres pobres, que, por no tener vestidos con que parecer de día, no oyen Sermones, y assí de noche acuden a las Pláticas...”
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