lunes, 7 de marzo de 2016

Una recomendación

Pues sí, ya sé que en este blog no vamos mucho de hacer la pelota, pero esta vez haremos una excepción. Quiero recomendarles el canal de YouTube del Santuario de Paula. Están subiendo muchos vídeos y, aunque algunos adolezcan de algunas repeticiones, vale la pena darse una vueltecita por el canal. Técnicamente están bien, se lo están currando. Aquí les pongo una muestra, una entrevista al Corrector General:  

martes, 16 de febrero de 2016

Sexto centenario de San Francisco de Paula: carta del Corrector General



El Corrector General de los Mínimos, Reverendísimo Padre Francesco Marinelli, ha dirigido una carta a toda la Orden con ocasión del VI Centenario del nacimiento del Fundador. Lleva por título "Derribar los muros y trazar perímetros más amplios. Anunciadores gozosos de la misericordia y del amor". La versión castellana puede descargarse aquí.
Siempre es de agradecer que el Corrector General se ponga en contacto con sus hermanos. La comunicación es siempre importante y, con los medios actuales que tanto la facilitan, podría ser todavía más fluida, especialmente teniendo en cuenta la humilde dimensión, cuantitativamente hablando, que nos caracteriza.
La carta es amplia y, sin duda, elaborar un texto de esta amplitud ha requerido muchas horas de trabajo y de estudio. Eso hay que reconocerlo. Aunque no utiliza un lenguaje difícil, debo admitir mi dificultad personal para captar la estructura y el núcleo del mensaje. Me vería incapaz de resumir la carta en una pizarra si me asignaran esa tarea. Atribúyase a mis pocas luces.
Sin embargo, alguna cosa me atrevo a decir sobre su contenido. Aunque el acento explícito de la conclusión sea el de la conversión, el conjunto de la carta parece incidir especial y repetidamente en la misión, en el envío, en el “salir hacia”. Hay una expresa e insistente voluntad de sintonía con el proyecto del actual pontificado; basta dar una mirada a las citas literales de textos pontificios: 1 de Pablo VI, 7 de Juan Pablo II (casi todas de Vita consecrata), 18 de Francisco. El Corrector General quiere empujarnos, “poner en marcha procesos” que nos conduzcan por nuevos itinerarios...
Algún pasaje de la carta resulta sorprendente y hasta problemático: el desierto como areópago de formación a la legalidad (!); en el mismo contexto, se incide en una presentación de San Francisco bajo un estereotipo que, no por insistentemente repetido, haya que considerarlo incuestionable (“voz de los últimos”, “voz de los sin voz”, etc.). No faltan apartados verdaderamente inspiradores y certeros, como los que atañen a la dimensión servicial de la penitencia (¡lástima que no lo haya desarrollado más en relación con textos de nuestro patrimonio espiritual!).
La carta se mueve en una cierta tensión entre la necesidad de la “salida” y la esencialidad de la vida mínima. Denuncia tanto el inmovilismo arqueológico como el activismo absorbente, la necesidad de la implicación solidaria y, a su vez, el peligro de la confusa asimilación. Las indicaciones concretas, sin embargo, son pocas e imprecisas: reflexionar sobre la Regla y la calidad fraternal de la vida comunitaria, preguntarse sobre la vivencia de la esencialidad del cuarto voto, la revisión de las Constituciones...
No obstante, en este último tema, por ejemplo, hay algo que conviene manifestar, porque, además, en mi opinión, atañe al conjunto del mensaje. Está bien que se trate de dar empuje a frailes, monjas y terciarios, especialmente cuando se detecta, con pocas excepciones, que las hay, un generalizado descenso del entusiasmo. Pero cuando se empuja, hay que empujar, aunque sea respetuosa e inseguramente, hacia alguna parte. Una cosa es no tener respuestas definitivas y otra muy distinta que no se apunten propuestas definidas. En fin, en todo caso hay que convenir en que profesar y vivir la misericordia, aunque no sepamos comunitaria y  exactamente cómo, es un hermoso objetivo.  


jueves, 14 de enero de 2016

Sexto centenario de San Francisco de Paula: un mensaje papal


El Papa Francisco ha dirigido un Mensaje a la Provincia mínima de Nuestra Señora de la Stella con ocasión del 6º Centenario del nacimiento de San Francisco de Paula. Ciertamente, causa estupefacción que el mensaje vaya dirigido sólo a una parte de la Orden (?)  y, si hacemos caso a ciertas fuentes, que se presente como emitido casi motu proprio (!).  Además, aunque recogida la noticia por agencias solventes, no deja de ser sorprendente que no haya visto luz pública ni en la página oficial de la Orden, ni siquiera a día de hoy en la página de la Provincia destinataria. El texto ha sido publicado, sin embargo, en la página de la Consulta Generale di Pastorale Giovanile Minima, que con tanta dedicación  y acierto cuida el incansable Padre Cozzolino (aquí les ofrecemos una traducción oficiosa al español).
En fin, dejando aparte las circunstancias, ciertamente sorprendentes, que han rodeado la emisión de este mensaje, y teniendo en cuenta que alguna admonición puede tomarse como dirigida a toda la Orden y a los devotos del Santo (otras, en cambio, como la opción por los pobres, parece ser, si nos atenemos al texto, exhortación sólo destinada a la Provincia de la Stella y a los devotos concernidos por la misma), vamos a comentar ciertos aspectos del mensaje que lo merecen. 
No hace mucho un publicista católico americano señalaba la tendencia del Papa Francisco a utilizar más el machete retórico que el escalpelo analítico. Nada diremos respecto a sus convincentes exhortaciones magistrales relativas a la misericordia divina, a la fuerza de la caridad, a la acogida del hermano o a la conversión del corazón. Ni siquiera cuestionaremos que el franciscanismo sea la base de la espiritualidad de nuestro Fundador, aunque, en rigor, los mínimos no deberíamos ser presentados como unos menores con ciertos complementos ascéticos. Sin embargo, sí que hay que advertir que en el aspecto histórico el asesoramiento dado al Papa ha sido un tanto zafio. Dejemos estar, si se quiere, la dudosísima tradición de que Sixto IV ofreciera la ordenación sacerdotal a Francisco. Pasemos por alto también lo sospechoso que resulta, por tardío, el "episodio" milagroso de la moneda partida de la que brota sangre.  Hagamos como que no nos hemos percatado de la  presentación ingenua de Francisco como un pacificador que exhorta al soberano napolitano Ferrante de Aragón a "desistir de las guerras y promover la paz" (Francisco siempre quiso la paz, pero entre los príncipes cristianos, y, si escribió a Ferrante que dejara sus guerras en el norte, fue para que se ocupase de defender el sur del peligro turco). Ahora bien, ¿puede disculparse sin más el error de bulto de escribir que Luis XI requirió la presencia de San Francisco de Paula en París (!!!!)?
Escribe el Papa que Dios no teme entrar en la frágil historia humana para transformarla en historia de salvación. Esperemos que el sexto centenario de San Francisco de Paula no nos conduzca misericordiosamente a transformar la siempre vulnerable orientación crítica del saber histórico en un vulgar cuento fabulado. 

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Sexto centenario de San Francisco de Paula: el logo

Si en 2007 con la celebración del quinto centenario de la muerte de San Francisco de Paula, los resultados culturales se movieron predominantemente en el marco de un abordaje histórico crítico de la vida y personalidad del Santo (entre cuyos ejemplos podemos citar la biografía escrita por Giuseppe Fiorini Morosini), lo poco que hasta ahora se ha producido con ocasión del sexto centenario del nacimiento (2016) parece sugerir una orientación tradicional apologética trivial y muy poco aprecio por los datos rigurosos de la historia. En el más elevado nivel esto se percibe en el mensaje que el Papa Francisco ha dirigido a la Provincia mínima de Santa María della Stella y que tal vez comentemos más adelante.
Hoy queremos fijarnos en el emblema o logo que se ha escogido para el evento del sexto centenario. Ha sido publicado en el calendario del Santuario de Paula y parte de una tradición popular no sólo no sustentada documentalmente, sino en sí misma desfigurada ingenuamente al cabo de los años. Se trata del fuego, de la llama o llamas, del globo ardiente o como quiera figurarse, que apareció sobre el techo de la casa paterna en Paula. Dice, quien comenta el logo, que apareció según tradición la noche del nacimiento del Santo. Ciertamente, una tradición adulterada o confundida. Porque las más antiguas fuentes sitúan el hecho extraordinario en la concepción de San Francisco y no en su nacimiento.

La más antigua referencia la han leído algunos, a lo largo de los años, en la Relatio del cardenal Simoneta, aunque la inconcreción y el contexto en el que se habla allí de los “in tenellis annis igniculli” abonan, en mi opinión, una interpretación más espiritual que material. Veamos ahora cómo refiere el fenómeno uno de los biógrafos más antiguos: Paolo Regio. Escribe:

Laonde circa l’hora di mezza notte venendo un Compare di quello per chiamarlo; acciò con lui andasse, dove il giorno avanti havean determinato per loro lavori, vidde sopra la casa di Giacomo et fè veder a molti della Terra, che chiamó a questo effetto, una chiara facella, che miracolosamente ivi era apparsa et tutto il’convicino luoco illuminava. Volendo Idio per essa significare nella procreation del fanciullo, che si faceva in quel punto, il gran splendore, che da si basso luogo dovea uscire ad essaltatione della Chiesa Santa...

Tomemos otro: Gaspare Passarello, en los Privilegia:

...(Deus) satis signi dedit, nam nocte fere media, dum Franciscus de Paula gignebatur, homo quidam pernecessarius et propinquus ipsius Iacobi, qui verbo nostrati compater dicitur, ad operam mercennariam Iacobum vocaturus venerat, cum incesas faces nocturno tempore supra eius tectum vidit: Deus hoc signum dando, lumen animi infantis pueri, qui eo in loco tum generabatur, Paulanis omnibus ostendebat...

No da versión diferente Montoya:

...Sucedió assí que la noche (mil vezes dichosa) en que este glorioso niño fue concebido, se vio sobre la casa de sus padres un globo de claríssima y resplendente luz, que como si la del sol fuera, reberverava en todo aquel contorno con maravillosos resplandores...

En la misma interpretación añeja se mueven Mena, Chappot, Du Vivier, etc. Es verdad que muy pronto esta presentación más antigua se deformará, tal vez por un ambiguo desliz del propio Passarello, quien en su biografía italiana de San Francisco dice que su “natività, prima che egli nascesse, fu dimostrata con un mirabil lume di torcie accese, visto di notte sopra il tetto della sua casa”. Ya en 1584, en la Vita et Miracula de Pietro de Nobili, encontramos situadas las luminarias,  no a la procreación o “prima che egli nascesse”, sino justamente a la “hora puerperii”. Más tarde habrá otros como Victon que concordarán las cosas multiplicando las luces, numerosas en la concepción y no menos numerosas y resplandecientes en el nacimiento.
En todo caso, para que quien ideó el logo se percatase del error, le habría bastado leer a alguien tan accesible como Roberti o, si prefiere la literaria ficción más reciente, a Daniele Salerno (bien instruido o asesorado en este particular). Lo más paradójico es que el grabado utilizado libremente para el logo pertenece justamente a una edición de la vida de Paolo Regio (!):



¿Qué quieren que les diga? La verdad es que también a mí, de pequeño, me gustaba más ver las ilustraciones que leer los textos. En fin, démosle "mezzo gaudio": también un comentarista de no poco prestigio de los grabados de San Francisco perpetró no hace muchos años, en referencia a esta mismísima ilustración, la mismísima metedura de pata.  

martes, 1 de diciembre de 2015

Vida cuaresmal y longevidad

La vida cuaresmal de los mínimos no está de ninguna manera reñida con la longevidad. Nuestro Santo fundador vivió 91 años. No han faltado mínimos que superaron esa edad. Ni faltan. Como ejemplo, aquí tienen al Padre Angelo, de la comunidad romana de Sant'Andrea:



miércoles, 11 de noviembre de 2015

¿Desde cuándo San Francisco de Paula nació el 27 de marzo?



La respuesta inmediata y espontánea sería que desde 1416. Evidentemente, el interrogante va por otro lado. Las biografías o estudios sobre San Francisco de Paula, incluidos los últimos, breves o extensos, trátese de obras escritas por mínimos (algunos ejemplos: Benvenuto, Morosini, Addante, Bellantonio, Capponi, Roberti) o no (por ejemplo, De Rosa, Scaltriti, Macris & Tallarico, Soriano, Dabert, Pradier, Rolland),  señalan que San Francisco de Paula nació el 27 de marzo de 1416. Algunos son tan rotundos que indican que ello está históricamente “fuera de toda duda” (Roberti). Otros, más ponderados, como Dabert, señalan el año 1416 indicando a continuación que “generalmente” se señala el 27 de marzo.

Modernamente, sin embargo, algunos autores sí han mostrado, aunque tímidamente, sus reticencias. Galuzzi, aunque no en el texto, sino en nota a pie de página, ya indicaba en 1967 que sólo estaba históricamente probado el año, no el mes ni el día. Lusito se expresaba en parecidos términos, indicando que el día y el mes eran aceptados por una antigua tradición no pacíficamente acogida. Como se ve, nuestra pregunta va cobrando sentido.

Los escritores del siglo XVIII y los de la segunda mitad del siglo XVII, con una sola excepción, dan por buena la fecha (Higueras, Roig Jalpí, Toscano, Martin, Dondé, De Coste, etc.). Había una buena razón para ello: era la fecha indicada por François La Noue (Lanovius), el autor de la gran Crónica minimitana publicada en 1635. Es sorprendente la facilidad con la que tal fecha ha colado, sin ningún documento probatorio, en los tratadistas posteriores. Ciertamente, hay una excepción: François Giry, quien, con el mismo rigor con el que defendió el nacimiento en 1416 frente a Papebroch (el jesuita se mostraría posteriormente vencido y convencido), indicó que el mes y el día eran inciertos, aduciendo que no había ningún escritor contemporáneo (al Santo) que lo dijera (así se expresa en su vida de San Francisco de Paula y lo repite en su continuación a las Vidas de los Santos de Simon Martin).


¿De dónde tomó Lanovius la fecha precisa? Examinemos la cuestión. El año 1416 no suscita reparos porque la bula de canonización de San Francisco de Paula (1519) señala que murió el viernes santo de 1507 a la edad de 91 años. Este mismo dato (muerte el viernes santo de 1507 a los 91 años) es señalado por la Vida de San Francisco de Paula manuscrita en 1560 que se conserva en la biblioteca de la Universidad de Barcelona. Totalmente impreciso es el conocido Anónimo contemporáneo, cuyos textos más antiguos se limitan a un 1400 vel circa, arreglado en versiones posteriores por un 1416. La primera vida amplia impresa, la de Paolo Regio (y sus traductores al castellano Francisco Cuevas y Pedro de Mena), aporta más confusión que claridad, ya que señala el año 1416 no como el de nacimiento, sino como el del voto y concepción, limitándose a indicar que nació “a su debido tiempo”, con lo cual, concebido en 1416, por muy prematuro que fuese, el viernes santo de 1507 no tendría 91 años cumplidos, sino sólo 90 (!!!).

Passarello, Du Vivier, Montoya (seguido por Pinedo), Morales, Victon y Chapot se limitan a señalar que nació en 1416. El único francés de la época, anterior a Lanovius, que indica con precisión el 27 de marzo es Dony d’Attichy en su Historia general de la Orden (1624). Sin embargo, no proviene de él la invención o el descubrimiento. En mi opinión, proviene de una obra publicada en Barcelona en 1618: el Enchyridion o breve crónica de varones illustres de la Orden de losMínimos, escrito por el doctor Pedro Jaime Tristany, cuyo probado afecto por los mínimos y devoción por su Santo Fundador iba parejo con no pocos errores e imprecisiones de su crónica. ¿Por qué precisamente el 27 de marzo? Probablemente, porque así podía explicarse el apelativo de Roberto que da al Santo ermitaño en sus memorias Philippe de Commynes. 

Resumiendo:
  1. La fecha de 27 de marzo transmitida tradicionalmente resulta, cuando menos, sospechosa.
  2. Sorprende que la hayan admitido sin más historiadores que hacen gala, para otras cuestiones, de una crítica esmerada.
  3. ¡Chapeau por Giry!
(Recuerdo que los comentarios están abiertos y para este tema especialmente, si alguien aporta más luz o documentados desmentidos, se lo agradeceré)

miércoles, 30 de septiembre de 2015

El famoso mínimo Carrillo


Tal vez el mínimo español más famoso del siglo XIX haya sido el Padre Fernando Carrillo, del convento de la Victoria de Madrid. Deplorable fama, por cierto, debida a su labor de censor eclesiástico de obras teatrales, ejercida durante la década absolutista. La historia literaria liberal le ha calificado como “verdugo del pensamiento” y “azote de los poetas dramáticos”. Entre quienes sufrieron especialmente su intransigente severidad, no siempre justa y a veces incluso grotesca, hay que mencionar especialmente a Antonio Gil y Zárate.
Sus enemigos nos pintan al Padre Carrillo orondo, glotón y desaseado, además de implacable en el confesionario. Señalan también que su ocupación favorita era el asistir espiritualmente a los reos de muerte. Así, se cuenta que en una ocasión un condenado fue indultado en el último momento y media hora después, al comentar el suceso, el Padre Carrillo dijo: “ha sido una lástima porque estaba muy bien preparado para la muerte”. En su labor censora no admitía en los diálogos teatrales expresiones como “Ángel mío” o “yo te adoro”. En una ocasión suprimió la frase “aborrezco la victoria”, porque creía que había sido escrita contra su convento. Muchos ejemplos parecidos se citan de él. A veces quedaba la obra tan mutilada o tan modificada que el sufrido autor acababa por renunciar a estrenarla. Si damos confianza al mismo Gil y Zárate, alguna obra lograba pasar si previamente el autor se granjeaba una mejor disposición del fraile regalándole una cajita de rapé, sustancia de la que hacía uso frecuente. Tan amplia fue la desgraciada fama del Padre Carrillo que aparece mencionado en los Episodios Nacionales (Los apostólicos) de Pérez Galdós y hasta en una novela (Los confidentes audaces) de Baroja.