sábado, 14 de mayo de 2016

Sexto centenario de San Francisco de Paula: ahora, un film...perdón, un "film"

Se está grabando o rodando todavía. Con cierta mentalidad franciscana (más que mínima). Escenarios de toda Italia. Se piensa proyectarlo en el próximo otoño. Los escenarios pueden ser bellos. La fotografía, bastante aceptable. Pero finalmente va a resultar un nuevo film amateur. Muy bienintencionado, pero amateur. Y uno tiene la impresión de que la cosa hace aguas porque no se cuidan los detalles. Aquí tienen ustedes algunas secuencias:

¿Detalles? Hombre, para empezar, lo del cordón blanco tiene delito. Eso es de juzgado de guardia. El "consulente storico" debería pedir que su nombre no apareciera en los títulos de crédito.

Seguimos con el vestuario. En determinadas escenas, todo un lucimiento. Cuánto esfuerzo para que después una mujer aparezca calzada con zapatillas deportivas made in Bangla Desh. Esta no es una cuestión de costes, es una cuestión de estar por lo que hay que estar.



Finalmente, todo un alarde de procesión claustral y a nadie se le ocurre tapar o esconder o disimular los focos eléctricos. Por este camino no se va al Oscar.



Qué lástima, caramba, qué lástima.

viernes, 6 de mayo de 2016

San Francisco de Paula en Rap y en Pop

Dos ejemplos de tantos intentos de musicar modernamente el acontecimiento del Santo de los mínimos.
De una parte, un rap (sólo sonido) con una letra muy currada en una grabación sencilla de un fraile mínimo; una humilde, pero valiosa aportación, que suponemos que fray Alfonso coloca dentro de su pastoral juvenil en cuanto tiene ocasión.
De otra, una canción pop con su videoclip, en plan más profesional. "Niente male", con el plus añadido de que el escenario es el convento de Paula y el espectador puede acceder vía clip a algún rincón que hoy por hoy sigue formando parte de la clausura.
Disfrútenlos.





martes, 5 de abril de 2016

Sexto centenario de San Francisco de Paula: por fin, made in spain


Cuando parecía que la conmemoración del sexto centenario iba a pasar por la Delegación de España de forma anodina, sin dejar apenas una huella perceptible, topamos con una realidad extraordinaria: la publicación de un libro escrito por un religioso mínimo español.
No exagero en la extraordinariedad. Después de la guerra civil, hemos tenido entre los mínimos españoles acordeonistas, pianistas, coleccionistas de sellos, de gozos, de trastos, pero no escritores. Hecha excepción de la obra de Padre Florencio Rodríguez sobre los mínimos en Mallorca y de un volumen de destino interno preparado por Padre Jaime Mediavilla sobre la comunidad mínima, los mínimos españoles nos habíamos apuntado a nuestra propia versión del "¡que inventen ellos!" y culturalmente nos habíamos limitado a traducir del italiano. Esto supone un gran contraste con el esfuerzo que se había hecho antes de la guerra civil, cuando aportaron su granito de arena Angelats, Anguera, Orteu, Pomé, etc., contraste tanto más llamativo si consideramos que los mínimos posteriores han tenido mejor preparación y varios de ellos obtuvieron sendas licenciaturas en teología en universidades romanas.
En fin, vayamos al presente, el Padre Abilio León  ha escrito un simpático libro titulado "Un creyente sumergido siempre en Dios (Vida de San Francisco de Paula)". Es un libro relativamente breve, escrito en primera persona (el propio Santo contando su vida), con capítulos muy cortos que facilitan la lectura, con ilustraciones de Francisco Cebrián.  Sabemos que es una obra que estaba preparada desde hacía años; no es un secreto, menos cuando hallamos en él la referencia explícita a “la última biografía que acaba de publicar en italiano el P.Giuseppe F. Morosini” (¡la publicó hace 10 años, en el 2006!)...
En todo caso, congratulémonos, más vale tarde que nunca. Para resumir, se trata de una presentación del Santo y de su Orden que se lee con gusto. Es verdad que históricamente se toma el autor algunas licencias, como afirmar un propósito de reforma eclesial del Santo a los 17 años o elevar a la categoría de vicario episcopal de Cosenza a quien probablemente no era entonces más que un joven secretario del obispo. Pero, siendo el propio San Francisco de Paula el que relata, a ver quién es el guapo que le lleva la contraria. Yo he aprendido cosas que hasta ahora no sabía, como, por ejemplo, qué llevaban los padres y el Santo en sus zurrones cuando fueron de peregrinación a Asís... 

lunes, 21 de marzo de 2016

Mínimos resistentes



Cuando uno maneja ciertos volúmenes de los siglos XVI y XVII o inicios del XVIII no puede menos que admirarse de la capacidad de trabajo que tenían los intelectuales mínimos (también los de otras Órdenes, pero uno se fija en los méritos domésticos) de la época. Thierry, Montoya, Peyrinis, La Noue, Mersenne, Palanco y un largo etcétera compusieron libros que requieren no ya horas y horas de elaboración, sino años enteros, más si pensamos en las citas de autoridades que contenían. Libros que se escribían no con estilográficas o bolígrafos, sino con una pluma que había que mojar en un tintero. Se comprende entonces el porqué los Lectores llegaban a gozar de privilegios como la exención de coro o similares. Personalmente, admiro su capacidad mnemotécnica, su habilidad redactora, su intrépida confianza al afrontar la composición de tan amplísimas obras. Pero, sinceramente, lo que más admiro es su peculiar resistencia, aquella resistencia que el agustino David Rubio, que fue profesor en la Universidad Católica de Washington, llamaba “resistencia posaderil”.

lunes, 7 de marzo de 2016

Una recomendación

Pues sí, ya sé que en este blog no vamos mucho de hacer la pelota, pero esta vez haremos una excepción. Quiero recomendarles el canal de YouTube del Santuario de Paula. Están subiendo muchos vídeos y, aunque algunos adolezcan de algunas repeticiones, vale la pena darse una vueltecita por el canal. Técnicamente están bien, se lo están currando. Aquí les pongo una muestra, una entrevista al Corrector General:  

martes, 16 de febrero de 2016

Sexto centenario de San Francisco de Paula: carta del Corrector General



El Corrector General de los Mínimos, Reverendísimo Padre Francesco Marinelli, ha dirigido una carta a toda la Orden con ocasión del VI Centenario del nacimiento del Fundador. Lleva por título "Derribar los muros y trazar perímetros más amplios. Anunciadores gozosos de la misericordia y del amor". La versión castellana puede descargarse aquí.
Siempre es de agradecer que el Corrector General se ponga en contacto con sus hermanos. La comunicación es siempre importante y, con los medios actuales que tanto la facilitan, podría ser todavía más fluida, especialmente teniendo en cuenta la humilde dimensión, cuantitativamente hablando, que nos caracteriza.
La carta es amplia y, sin duda, elaborar un texto de esta amplitud ha requerido muchas horas de trabajo y de estudio. Eso hay que reconocerlo. Aunque no utiliza un lenguaje difícil, debo admitir mi dificultad personal para captar la estructura y el núcleo del mensaje. Me vería incapaz de resumir la carta en una pizarra si me asignaran esa tarea. Atribúyase a mis pocas luces.
Sin embargo, alguna cosa me atrevo a decir sobre su contenido. Aunque el acento explícito de la conclusión sea el de la conversión, el conjunto de la carta parece incidir especial y repetidamente en la misión, en el envío, en el “salir hacia”. Hay una expresa e insistente voluntad de sintonía con el proyecto del actual pontificado; basta dar una mirada a las citas literales de textos pontificios: 1 de Pablo VI, 7 de Juan Pablo II (casi todas de Vita consecrata), 18 de Francisco. El Corrector General quiere empujarnos, “poner en marcha procesos” que nos conduzcan por nuevos itinerarios...
Algún pasaje de la carta resulta sorprendente y hasta problemático: el desierto como areópago de formación a la legalidad (!); en el mismo contexto, se incide en una presentación de San Francisco bajo un estereotipo que, no por insistentemente repetido, haya que considerarlo incuestionable (“voz de los últimos”, “voz de los sin voz”, etc.). No faltan apartados verdaderamente inspiradores y certeros, como los que atañen a la dimensión servicial de la penitencia (¡lástima que no lo haya desarrollado más en relación con textos de nuestro patrimonio espiritual!).
La carta se mueve en una cierta tensión entre la necesidad de la “salida” y la esencialidad de la vida mínima. Denuncia tanto el inmovilismo arqueológico como el activismo absorbente, la necesidad de la implicación solidaria y, a su vez, el peligro de la confusa asimilación. Las indicaciones concretas, sin embargo, son pocas e imprecisas: reflexionar sobre la Regla y la calidad fraternal de la vida comunitaria, preguntarse sobre la vivencia de la esencialidad del cuarto voto, la revisión de las Constituciones...
No obstante, en este último tema, por ejemplo, hay algo que conviene manifestar, porque, además, en mi opinión, atañe al conjunto del mensaje. Está bien que se trate de dar empuje a frailes, monjas y terciarios, especialmente cuando se detecta, con pocas excepciones, que las hay, un generalizado descenso del entusiasmo. Pero cuando se empuja, hay que empujar, aunque sea respetuosa e inseguramente, hacia alguna parte. Una cosa es no tener respuestas definitivas y otra muy distinta que no se apunten propuestas definidas. En fin, en todo caso hay que convenir en que profesar y vivir la misericordia, aunque no sepamos comunitaria y  exactamente cómo, es un hermoso objetivo.