Vamos a ver si sonreímos
un poco. Hay que reconocer que los mínimos no cuidamos demasiado
nuestra marca. O eso o hay gente que tiene muy mala baba. Piensen en
Assassins Creed y la época de los Borja. Miren que había Órdenes
religiosas en la época, pues nada, resulta que al eclesiástico más
perverso (“fra Ristoro”) se le hace pertenecer a la Orden de los
Mínimos, quedándonos sólo el consuelo de que también era
templario:
Miren que el nombre de
“Minimorum” podía ser utilizado por músicos luminosos. Pues
nada, es justamente el nombre que han escogido unos chavales de heavy
metal de Azerbaiján; no tengo nada contra ellos, ni contra su
repertorio tétrico-deprimente (ideal si usted está pensando en
pegarse un tiro con nocturnidad), pero se puede ser original dejando
a los mínimos tranquilos:
Vayamos ahora a por el
“Charitas”. Lástima que no registráramos en su día la marca,
porque hay hoy día todo un merchandising que parece rentable: tazas,
camisetas, etc. Ahí lo más chocante e inesperado es esto que se
vende en Amazon de Alemania (tal vez sea un bonito regalo para una
terciaria joven, vamos digo yo):
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