Me llegó por fin el día 20 de diciembre el documento expedido por el Corrector General el día 1 de diciembre (primer domingo de Adviento), eso sí convenientemente traducido al español. No sabía si la cosa merecía un comentario aquí en el blog o no. Al final, me he decidido a hacer un comentario breve, aunque sólo sea por resarcir la injusticia de la última entrada (aunque no me fuese imputable, porque la intempestividad fue culpa de otro).
Trece páginas componen el documento “Caminar decididamente con Jesús”. Leerlo y releerlo no llega a ser una condena como la pesadilla de Valli respecto a un documento de la CEI, pero tampoco puedo decir que las páginas del Padre Reverendísimo sean para suscitar entusiasmo. Cierto que el General podrá excusarse alegando que se limita a aplicar decisiones capitulares. Los Capítulos Generales en el pasado se orientaban a dar normas que corregían o intentaban solucionar problemas. En la actualidad, los Capítulos se limitan a dar proposiciones que o son meros enunciados o en lugar de solucionar problemas los suscitan.
En un punto tiene toda la razón del mundo el Corrector General. Hay que mejorar nuestra capacidad de escucha, necesitamos unos buenos audífonos no sólo para escuchar el clamor del mundo, sino incluso para escuchar lo que sucede a nuestro lado. Vean lo que escribe el Padre General: “sugerencias y propuestas que pueden ayudarnos a caminar juntos, sinodalmente, como nos pide el Papa Francisco y está haciendo toda la comunidad eclesial”. ¿Toda la comunidad eclesial? ¿Einnnnn? Una visita en Gaes para el Padre Reverendísimo y pronto! A ver, aguce el oído, Padre, porque no hace falta tener mucha capacidad auditiva para darse cuenta de que al 99% de la militancia cristiana la sinodalidad se la trae al pairo o bien la considera más nociva y perniciosa que útil. Y si su Paternidad Reverendísima no ha sido capaz de captar eso, ¿de verdad piensa que es capaz de interpretar el tiempo en que vivimos?
Les ahorro lo que pienso sobre lo que escribe en relación a pastoral vocacional y a formación porque me da vergüenza (uno todavía la conserva). Sin embargo, hay un punto que no puedo dejar pasar por alto, el de la propuesta de un itinerario jubilar a través de figuras-tipo de santidad, hermanos y hermanas, que se han distinguido a lo largo de los siglos en nuestra familia religiosa. Y aquí, cada realidad de la Orden (Provincia, Delegación, etc.) reflexionará sobre la figura-tipo que le ha sido asignada. Viene un cuadrito con las figuras-tipo y la asignación. Ahí encontramos a San Nicolás Saggio, a los Beatos Barré, Felton, Hurtrel, al Venerable Clausi. Los pocos españoles (Gaspar de Bono) y Monjas Mínimas (Mártires) de Barcelona son presentados sin el título de Beatos. ¿Se imaginan ustedes que un General español hubiese “desbeatificado” a los italianos? ¿Es de recibo que se incluya al Siervo de Dios Bonaventura Gaona, conocido sólo en su casa, y se omita a las Venerables Filomena y Consuelito? Imaginen el alborozo de nuestras hermanas de Valls, Mora de Ebro y Daimiel ante este desaguisado... ¿Elevará el Delegado de España una protesta o al menos un WhatsApp de decir “Padre, ya le vale”? No, ni hablar. A los mínimos españoles y especialmente a los que se hallan al frente de la Delegación se les pincha una vena y sale horchata en lugar de sangre. Y si no hay sangre, duele decirlo, no hay vida. Ni amor. Así nos va.
Qué vozarrón tiene la jovencita jotera
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