viernes, 23 de mayo de 2025

Cuando yo sea General...

 Tengo bien pensado lo que haré  cuando yo sea Corrector General de los Mínimos. Es verdad que, siendo realistas, las posibilidades son pocas. Del centenar de Generales que hemos tenido los Mínimos a lo largo de los siglos, sólo 15 fueron españoles. De ellos, 3 fueron consagrados Obispos (Pedraza, Gasch, Estela) y 1 figuró en propuestas para un obispado de América, pero murió antes (Mena); uno murió en olor de santidad (el humilde Villamayor), otro fue depuesto por no ceder a presiones cardenalicias (Muñoz de Espinosa) y otro tuvo la valentía de enfrentarse a los mínimos franceses defendiendo el voto de vida cuaresmal contra quienes abiertamente lo contravenían (Segura). El último fue el político y académico Padre Humarán en 1829, es decir, hace ya casi 200 años.  Si bien en el antiguo régimen se establecía que uno de los Colegas Generales fuera de nación española, otro italiano y otro francés (y así fue desde 1523 hasta finales del siglo XVIII), desaparecida con la modernidad esta previsión, en los últimos siglos y ya en tiempos recentísimos sólo 3 Colegas Generales han sido españoles; 2 de ellos murieron en el cargo, al pie del cañón (F.Rodríguez y J.Mediavilla), mientras que el tercero fue designado precisamente para substituir a uno de estos fallecidos (V.García). Uno acaba deduciendo que ser Colega General no es demasiado saludable para los españoles, o te mata o te entontece.  Como se ve, en la Orden los españoles pintamos más bien poco. A ello hay que añadir la idea subyacente en la mentalidad de la mayoría de los mínimos italianos: “los españoles son tontos”, lo cual, lejos de ser un prejuicio, parece demostrarse cotidianamente. Y no es que, como contaban los teóricos criminalistas del etiquetamiento (labelling), a fuerza de ser tenidos repetidamente como tales, acaben convencidos de serlo. No, para la mayoría el catetismo es una opción deliberada.



Uno de los pocos que se rebelaban contra esta irrelevancia, era el Padre J.A., quien, de carácter más bien tímido, de cuando en cuando soltaba el genio y, recordando que era el único que tenía dos carreras (teología y pedagogía), calificaba a los demás de estúpidos (él podía permitírselo) cuando hacían cosas estúpidas. Recuerdo que a veces, cuando le mostraba, en mis primeros tiempos de postulantado, mi estupefacción ante ciertas actitudes de los mínimos españoles, lo atribuía al “complejo de inferioridad” padecido no ya frente a mínimos italianos, sino frente al mundo en general. Lo dicho, en orden a la elección, mis posibilidades son pocas, no sólo por carencia de inteligencia y capacidad, sino también por faltarme el resto de características que nuestras normas exigen a quien sea elegido para el cargo (por ejemplo, probado buen espíritu religioso). Pero como este es un blog de sarcástica seriedad, nada me impide esbozar un programa de gobierno.

Primero, tomaré ejemplo del Papa Francisco. Si él decidió vivir en Santa Marta y no en el Palacio Apostólico, nada le impide al Corrector General de la Orden de los Mínimos trasladarse a vivir donde le dé la real gana. Queden en Roma el Procurador General, el Archivero, el Ecónomo, el Postulador (este sí tiene que tener por norma en la Urbe la residencia habitual), cuando yo sea General evitaré Roma, ya que tengo de la ciudad no mejor opinión de la que expresaba Padre Boyl en una de sus cartas a Cisneros. Alguien dirá que la Roma actual es muy diferente a la del Papa Borja de finales del siglo XV; eso es verdad, el Vaticano de ahora es, con mucho, mucho peor. Porque a finales del siglo XV un cierto respeto por el Derecho canónico existía y, por ejemplo, la consagración episcopal confería a quien la recibía una cierta autoridad espiritual, doctrinal y gubernativa. Hoy después de la sinodalidad del Papa Francisco, no existe ningún derecho de los fieles a respetar (ni siquiera el derecho a la legítima defensa). Por otra parte, existen “superapóstolas” como Prefecta y Secretaria del dicasterio de Vida Consagrada, llamadas al discernimiento exclusivo de los carismas y vocaciones de especial consagración; ahora mismo un obispo, por muy sucesor de los Apóstoles que sea y por mucha imposición de manos que haya recibido, no puede autorizar un nuevo instituto de vida consagrada en su diócesis, sino que eso depende exclusivamente del dicasterio. Ya no digamos cuando hay alguna denuncia, donde intervienen con todo menos con transparencia y confianza. Así nos va y allí se las apañe el pobre Vicario Procurador General de la Orden, pobrecito, de verdad que le compadezco.

Yo, cuando sea General, me estableceré en algún conventico de la península sorrentina, desde donde podré “dirigir” (es un decir) la Orden tranquilamente, que para eso están los modernos medios de comunicación (hoy día basta un celular). Como a mi edad un cierto reumatismo empieza a aquejarme, es muy probable que cuando sea General me vea “impedido” para Visitar canónicamente la Orden en persona, así que nombraré un Visitador Delegado tal como prevé nuestra normativa, un Visitador con amplísima potestad. Estoy pensando en un religioso de la provincia napolitana que ya de novicio pensaba ser Cardenal. No está en manos del General de los Mínimos otorgar la púrpura, así que tendrá que conformarse con ser Visitador General, creo que estará contento de serlo, de recorrer el mundo con autoridad generalicia, con autoridad (esa tan utilizada en al anterior pontificado) de ordeno y mando, y ¡viva San Francisco de Paula!. Aquí paz y después gloria, donde haya problemas que los resuelva como le salga de las narices, y donde no los haya, que los genere. Religiosos descontentos los va a haber siempre, los va a haber igualmente, así que, si no les gustan las decisiones que tome, que recurran a Roma, que así se entretienen en el Dicasterio, con justicia o sin ella. Por mi parte, con otorgar al Visitador los poderes pertinentes y con ordenar al Ecónomo General que le proporcione una tarjeta business (de débito, tampoco hay que exagerar), ahí me las den todas. Por otra parte, yo soy de gastar poco. Como cuando sea General me voy a dedicar a rezar, a dar misa o a participar en procesiones locales (¡viva San Francisco de Paula!), tampoco voy a gastar mucho. Por no tener, no me hará falta tener ni un automóvil. Recordando la humilitas Redemptoris y considerando el clima suave de la costa sorrentina, me bastaría con una Puch (trucada, eso sí) para moverme por los alrededores.


 

Esta carencia de medios de transporte y la afección reumática me impedirán por ejemplo tener que recibir profesiones de falsas vocaciones (que se apañen, bajo su reponsabilidad, los Provinciales o los Delegados) o tener que acudir a los festejos del 4 de mayo en Paula. Lo primero es librarse de un buen cargo de conciencia cuando alguien te está tomando el pelo miserablemente (cuando venga el problema gordo, que vendrá, me bastará pensar que yo, como General, no lo recibí a la profesión).  Para lo segundo, hay que valer, hay que proceder de la zona, no todos servimos para gastar los primeros veinte minutos de una homilía en Paula saludando autoridades.



Cuando yo sea General, no escribiré cartas de Adviento ni de Cuaresma, esas que nadie lee. Al contrario, cuando yo sea General, me abriré un perfil en X y allí escribiré breves chorradas generalicias (si breve, no tan malo, dicen). Y si mi sintaxis es deplorable, se notará menos.



Cuando yo sea General, pondré a todos los doctores de la Orden (las laureas no son  para adornar paredes) a trabajar en la formación de vocaciones, para que se acabe de una vez el “profesa y haz lo que quieras”. Formación y selección y trabaju duru para salir de la pobreza vocacional socializada.



Cuando yo sea General, no nombraré Delegado para la Tercera Orden, ya que es un cargo absolutamente innecesario. Lo que hay que hacer con los terciarios es ponerse a su disposición, hablarles poco y escucharles mucho.

Cuando yo sea General, si tengo que viajar, con reumatismo o sin él, será sólo atendiendo invitaciones de las Monjas Mínimas, a las que no se les puede negar nada. A ellas, se les puede aplicar, mutatis mutandis (y poca mutación), lo que mossén Ballarín escribía hace más de sesenta años respecto a las Carmelitas Descalzas en las páginas finales de su “Les Benaurances. Santa Teresina”, y aquí me pongo compuesto, aquí aparco el humor, la ironía, aquí me limito a asentir casi de rodillas:

“ Sé, des de dins, com viuen aquelles filles d’Àvila. És esborronador. Ja no són la pobresa franciscana amb alzines amables d’Umbria, són la pelada, implacable, desmesurada pobresa castellana. No són la pobresa de la muntanya de les benaurances, són la pobresa de l’hort de les oliveres...Sota l’hàbit més bell que pugui dur una dona, sota les misèries de les filles de la terra, les monges fan olor de primer dia. No les mitifico. Aquella alegria de les cares, pàl·lides de dejunis, no l’he trobada enlloc més...Aquelles bones dones s’agafen la vida de monja per la banda que crema...Gairebé quinze mil dones arreu del món van així. Déu meu. Que els concilis no les toquin, que els visitadors no les canvïin, que els frares i capellans no les destorbin. No les toqueu, no les toqueu de com són. Són la més bella cosa de l’Església. No les toqueu, per l’amor de Déu. Vivim d’elles.”

(No traduzco, las palabras son tan vivas que cualquier traducción las desmerece, es una falta de respeto; quien no entienda, que aplique el traductor de Google si quiere).

Lo dicho, Padre S., prepárame una stanzetta generalicia de cara al mar para el 2030 (o antes, una stanzetta para el último mono si cerramos aquí, como es probabilísimo que suceda). Y vuela, vuela, paloma...



13 comentarios:

  1. Que bien escribía Ballarín y cuanta razón tenía sobre las contemplativas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Podía parecer excéntrico, tifoso del Barça, fumándose puros a sus noventaypico años viendo el partido, pero ese escrito sobre Santa Teresita es una delicia

      Eliminar
  2. Podría desarrollar lo de la pobreza vocacional socializada?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso és una provocación! Tal vez en el proximo post...

      Eliminar
    2. Si va a escribir sobre eso, ya pueden empezar los Superiores a cavar trincheras y refugios antiaéreos, porque temo que les van a llegar obuses de los gordos. Espero impaciente.

      Eliminar
  3. También yo espero impaciente, como dé rienda suelta va a ser como Django Unchained

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, hombre, no, Django disparaba mortíferamente, yo me limito a exponer cómo están las cosas. Yo no me cargo a nadie, no hace falta, simplemente acoto la escena del crimen (o tristemente del suicidio). Lo que duele es que la causa sea la estupidez.

      Eliminar
    2. Lo de la estupidez ya sugiere por donde van a ir los tiros, peor que Django.

      Eliminar
    3. Pues a mi no me parece que pueda escribir algo peor de lo que lleva escrito.

      Eliminar
    4. El post lo tengo escrito y no pretende otra cosa que ser un reflejo fiel de los Mínimos en España en tema vocacional. Estoy dudando si publicarlo porque es tremendamente desalentador, aunque eso no supone empeorar las cosas, porque peor no pueden ir...

      Eliminar
  4. Nunca imaginé que El Koala fuera la banda de música de un blog sobre los Mínimos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No lo es, no puedo usar esto, por razones obvias:
      https://youtu.be/lD38X2AH3RA?si=JHFBRrBUnLqYl1LS

      Eliminar

Los mensajes son moderados por el administrador del blog.
No se admitirán comentarios insultantes o improcedentes.