Desde hace un tiempo nos han
llegado a las comunidades, supongo que desde Roma, unas invocaciones o preces
para añadir a las que contiene el Breviario para Laudes y Vísperas; son
invocaciones que tienen que ver preferentemente con nuestra vida y vocación
específica. Sin embargo, quiero detenerme en una muy curiosa, cuyo enunciado
primero es como sigue:
Tú que nos has propuesto a San Francisco de Paula como “otro Juan Bautista”...
Esta es una invocación atrevida, no
tanto porque haga una lectura providencialista, que no digo yo que sea errónea,
pero que tal vez el entrecomillado oficializa más allá de lo oficializable. Salvo
que alguien me aporte la cita que lo desmienta (para eso está el espacio de comentarios y es una obra de misericordia enseñar al que no sabe), a mí este “otro Juan Bautista”
literal me suena vagamente a expresión de Galuzzi (no tengo tiempo ni humor
para revisar toda la producción del profesor y General Galuzzi, así que
reconozco mi imprecisión). Nadie discute el saber teológico y especialmente histórico de Galuzzi, pero cuando se
pone a Dios como sujeto de una propuesta con expresiones entrecomilladas, uno
espera, cuando menos, que ello tenga su origen en un documento algo más Magisterial.
Un Papa coetáneo al Santo califica en una bula a Francisco de Paula como “alter
Franciscus”, pero no encontramos que se le haya calificado como “otro Juan
Bautista”; creo que hay que ir hasta Juan Pablo II para encontrar la expresión
“nuevo Juan Bautista” y en un documento pontificio de escaso rango, una carta
firmada por el Secretario de Estado Casaroli: “(Francesco di Paola) richiamó
alla penitenza moltissime persone, tanto che l’Eremita di Paola venne definito
dai coevi un «nuovo Giovanni Battista»...”
El tema del parangón entre
Francisco de Paula y Juan Bautista ha sido especialmente grato, en su
tratamiento, a Padre Giuseppe Fiorini Morosini. La ha recalcado en base a dos declaraciones
del Proceso de Tours para la canonización; un testigo afirmó haber oído de
Padre Baltasar, confesor de Inocencio VIII, que ningún mortal había sido tan
austero desde Juan Bautista; otro testigo afirmó algo equivalente como opinión propia (iudicio dicti deponentis). También se cita al único testigo del Proceso de
Amiens, quien se refiere al rumor en boga de que Francisco de Paula fuese como un “segundo” Juan Bautista. El “segundo” y el
“otro” ya se parecen más, pero aun así hay cierta distancia de un rumor que
circulaba en Paula a la propuesta de Dios. Otro argumento relevante para Morosini en su comparación puede ser la citación de Lc 3,8 (frutos dignos de
penitencia), o sea predicación del Bautista,
en el capítulo VI de la Regla. A lo
largo del tiempo los mínimos habrían acentuado la semejanza, como es de ver
en el Anónimo Francés de 1639 o en la vida de Toscano. Si se quiere un ejemplo todavía más antiguo,
se le puede hallar en una de las pinturas del convento de Beauregard...
Pero, para que no se me dé más
fama de negativo, vamos a una aportación positiva. Démosle un poco más de
artillería a Morosini, quien sin duda lo agradecerá. La vida del Anónimo
discípulo contemporáneo publicada por Padre Lusito ha contribuido grandemente a
la difusión de tal texto en las últimas cinco décadas. Pero hoy se requiere una
edición crítica (y hasta me atrevo a decir una traducción) más rigurosa. Cuando en el
epílogo final se refiere al conjunto de virtudes morales, cardinales y
teologales y se coloca al Santo de Paula en el conjunto de la diversidad
santoral encontramos en la edición citada esta comparación:
...et Anachoritis ut alter Elias, vel Sanctus Joannes Evangelista...
No he podido consultar el texto
de Perrimezzi que parece ser utilizó Lusito. Pero, a poco que uno piense,
enseguida viene la pregunta: ¿San Juan
Evangelista como anacoreta? Hummm, tal vez en Patmos, quién sabe, pero, por si
acaso, vayamos a un manuscrito francés:
Ahhhhh, aclarado. Hombre, lo del
manuscrito es pura petulancia, cualquier humilde lector podía haber hecho la
comprobación con el mismo resultado en Acta Sanctorum Aprilis.
Pues es verdad que Juan Evangelista no pegaba en ese fragmento, bien visto, Minimus.
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