Sin duda, uno de los más famosos,
interesados y efímeros cambios de hábito fue el acaecido en Roma en 1634. A la
sazón se hallaba Tommaso Campanella en Frascati. Supo entonces que los
españoles lo buscaban por creerle implicado en la frustrada conjura que había
preparado en Nápoles su discípulo Tommaso Pignatelli. Con el patrocinio del
cardenal Girolamo Colonna, Campanella obtuvo audiencia con Urbano VIII, quien,
no pudiendo o no conviniéndole garantizar su seguridad, le aconsejó que huyese.
Acogido en la embajada de Francia por su amigo François de Noailles y habiendo
los españoles incitado a la plebe (tachando de heresiarca al dominico) hasta el
punto de que muchos se habían congregado ante la embajada reclamando que les
fuese entregado, se dice que Campanella salió por una puerta secreta vestido de
fraile mínimo y con documentación a nombre de fray Lucio Berardi. En el propio
carruaje del embajador lo llevaron a Civitavecchia, desde donde pasó a Marsella
y a la libertad. No obstante, en sus primeros días en Marsella, alojado por el
señor de Gastines, seguía prudentemente haciéndose pasar por mínimo, de forma
que en carta a su amigo Peiresc pidiéndole medios para reunirse con él en
Aix-en-Provence le decía: “Hospes meus putat me esse de ordine Minimorum, qui,
ut scis, sum Praedicatorum et tintinnabulum (=campanella) tuum ad quem
scripsisti, et saepe salutasti. Nemini nomina mea aperire nisi tibi volo,
debeoque”. Ya en Aix recuperaría hábito
y nombre y el mínimo fray Lucio Berardi desaparecería para siempre.
Sería interesante saber de donde sacaron el hábito mínimo.
ResponderEliminarProbablemente lo pidió el embajador al Superior de Trinité-des-Monts.
EliminarParece que le has puesto el bigote de Aznar.
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