viernes, 2 de marzo de 2018

Del Misal y la abstinencia


Por razones que no vienen al caso, hasta ahora no había celebrado mucho con la versión española de la edición tercera del Misal Romano. Por ello, algunos de los cambios sobrevenidos no los había detectado. Pero quiero detenerme en uno que me ha llamado poderosamente la atención. Se trata del Prefacio III de Cuaresma. La edición anterior del Misal castellano lo titulaba “Los frutos de las privaciones voluntarias”, y se decía esto:
“...Porque con nuestras privaciones voluntarias / nos enseñas a reconocer y agradecer tus dones, / a dominar nuestro afán de suficiencia / y a repartir nuestros bienes con los necesitados, / imitando así tu generosidad...”

El texto latino, invariado, titulaba y titula este prefacio como “De fructibus abstinentiae”, y decía y dice esto:
“...Qui nos per abstinentiam tibi gratias referre voluísti, / ut ipsa et nos peccátores ab insolentia mitigaret / et, egentium proficiens alimento, / imitatores tuae benignitatis effíceret...”

Pues bien, la nueva edición del Misal castellano hoy es acentuadamente literal. Titula “Los frutos de la abstinencia”, y reza así:
“...Tú has querido que te diésemos gracias / mediante la abstinencia / para que, nosotros, pecadores, / dominásemos con ella nuestro orgullo / e imitásemos tu generosidad / dando de comer a los necesitados...”

Por supuesto, el subrayado es mío. Resumiendo, que ni quienes en Roma prepararon la edición tercera del Misal, ni quienes en la Conferencia Episcopal Española lo tradujeron pensaron que la colectiva abstinencia era cosa superada, de otros tiempos, reconducible a quién sabe qué ignotas, indeterminadas e inseguras privaciones o penitencias personales.
En mi humilde opinión, esto lo detecta nuestro mínimo Arzobispo de Reggio-Bova y nos escribe un libro (o al menos un capítulo) sobre la riqueza espiritual de la abstinencia como acción de gracias. Y si no lo ha detectado aún, probablemente se deba a que la versión italiana sigue siendo un Tárgum del original latino:
“(I frutti della penitenza)”
“...Tu vuoi che ti glorifichiamo / con le opere delle penitenze quaresimale, / perché la vittoria sul nostro egoismo / ci renda disponibili alle necessità dei poveri / a imitazione di Cristo, tuo Figlio, nostro salvatore...”
(Nótese que dar gracias se ha convertido en glorificar, el alimentar en hacerse disponibles y lo que se imita no es ya la benignitas del Padre sino a Cristo, toma del frasco, Carrasco).

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