miércoles, 10 de abril de 2024

Invocación (espiritista) por el Capítulo General

 La oración que se reza en las comunidades mínimas para el feliz y provechoso desarrollo del Capítulo General a celebrar en el próximo mes de Julio es una invocación a San Francisco de Paula que, entre otras cosas no necesariamente mejores, dice:

“Intercede, oh Padre, para que abramos nuestro corazón a tu Espíritu, como preparación al próximo Capítulo General...”

(así es en la traducción al castellano efectuada por un benemérito religioso español, pero en el italiano original la cosa suena todavía peor: se le pide a San Francisco que interceda para que abramos nuestro corazón al soffio (!) de su Espíritu...)

Para más inri, hay alguna comunidad donde la invocación se ha introducido dentro del rezo comunitario de las Vísperas, lo cual no deja de ser litúrgicamente disparatado.

Que para el feliz desarrollo de un Capítulo General se invoque al Espíritu Santo para que mueva los corazones y las mentes de los capitulares es justo y necesario, particularmente cuando se trata de tomar decisiones significativas o la elección del equipo de gobierno. Incluso en el teórico manual oracional de la Orden (el “Preghiamo” promulgado en 1993 por el Corrector General Galuzzi) la invocación de la acción del Espíritu Santo en los religiosos no es un elemento extraño. Y en la convocatoria del Capítulo del año 2012 la oración por el buen éxito del mismo se dirigía correctamente al Espíritu Santo. Pero que el Espíritu del Fundador ande por el mundo buscando que su ventolera encuentre acogida en el corazón de los frailes resulta cuanto menos chocante. Ontológicamente uno consideraba el Espíritu del Fundador como una entidad ideal semántica que se traducía en las características espirituales legadas por aquel a sus sucesores y discípulos, normalmente reflejadas en su vida y en sus escritos (particularmente en la Regla). Bueno, esto es lo que uno pensaba hasta ahora. Después de la inclusión en la invocación, parece que el Espíritu del Fundador es más bien una suerte de fantasmagórica entidad factual espiritual (lo que los materialistas denominarían una cuasientidad) que esperamos recibir en nuestra existencia para que la plasme en la auténtica minimez... No, ciertamente no hay que atribuirle al actual equipo de gobierno de la Orden la composición de la invocación. En su habitual orientación fisiocrática de “currant aquae” se han limitado a copiar la que se difundió hace seis años, en la convocatoria del Capítulo General anterior. Y aquí estamos rezando la invocación obedientemente, sin que ni una sola voz crítica pregunte: ¿pero esto qué es? Sin embargo, teniendo en cuenta que en la Curia Generalicia hay más de un licenciado en teología y hasta un filósofo de reconocido prestigio que, por tanto, avalan bastantemente la invocación referida, uno se percata de que la insuficiencia ha de hallarse necesariamente del lado de quien escribe estas líneas, es decir que voy a necesitar o repetir el noviciado o una urgente puesta al día de lo que es la vida consagrada y particularmente del conocimiento y determinación de eso que el mismo derecho canónico denomina espíritu de los Fundadores...También es verdad que en esta mi manifiesta ignorancia habrá influido la ausencia en estos años de la formación permanente, que ni está ni se la espera, a no ser que en la reunión capitular, de tanto invocarlo, se haga de pronto presente y soplante el espíritu del Fundador y le dé por terremotear alguna de las sesiones...

 


1 comentario:

Los mensajes son moderados por el administrador del blog.
No se admitirán comentarios insultantes o improcedentes.